¿Será posible?

Pero si a nivel meteorológico nos estamos enfrentando a estos cambios bruscos, a nivel político ha ocurrido lo mismo. Cuando casi todos esperábamos que los enfrentamientos a cuentas de la renovación del Consejo General del Poder Judicial seguirían prolongándose en el tiempo, van y lo arreglan de sopetón. Pedro Sánchez, con su habitual forma de proceder, había dado un ultimátum de quince días para producir otra crisis dictando no sé qué ley que modificaría la habitual para la renovación del CSGJ. La Comisión Europea, por otra parte, nos amenazaba con sanciones ante el bloqueo de más de cinco años y auspiciaba una nueva reunión en Bruselas con los representantes de los partidos implicados. Pero, así de pronto y por fin, las posiciones que parecían inamovibles llegaron al acuerdo. A través de una rueda de prensa de lo más anacrónica, nos daban a conocer la resolución. Habían llegado a un acuerdo que satisfacía tanto al PP con al PSOE y en breve se procederá a la regulación de este entuerto. También se ponen las bases para conseguir una total independencia del poder judicial. Gran noticia para todos. Bueno, para todos no, según las declaraciones posteriores de los partidos independentistas (ERC y JUNTS), del PNV y Vox, no están de acuerdo con esto. Por eso, pienso, que es lo mejor para nosotros ¿no creen?

Visto lo visto y pensando en el futuro político de nuestro país, creo que esto que ha ocurrido es lo más sensato. Los españoles, a través de las urnas y con más del ochenta por ciento de los votos, encomendamos inequívocamente a los dos partidos mayoritarios que se pusieran de acuerdo para la gobernanza del país. Esta encomienda fue desoída reiteradamente y después de unos pactos contra natura y concesiones de las que en un futuro no muy lejano nos arrepentiremos, propiciaron un gobierno que acarrea una legislatura muy complicada. Hay que derribar esos muros imaginarios y llegar a grandes acuerdos como ha ocurrido ahora. Se debe alcanzar la estabilidad entre partidos y desterrar esos enfrentamientos a los que nos estamos viendo sometidos. La crispación no es de recibo. Queremos vivir en paz y desgraciadamente nuestros políticos, por lo que vemos y oímos todos los días en el Congreso, no parecen entenderlo. Ahora llegan las vacaciones de verano. Esperemos que la crispación, después de estos logros, vaya disminuyendo y podamos disfrutar a partir de ahora de un tiempo más apacible. ¿Será posible?