Opinión
Pacheco tenía razón
Para los ciudadanos que confiábamos en que el poder judicial era lo más fiable de nuestro Estado de derecho, estos acontecimientos nos están creando una gran incertidumbre
Me equivoqué y lo siento. Cuando a bombo y platillo pusieron en escena un acuerdo para renovar el CGPJ los dos partidos mayoritarios (PSOE y PP), iluso de mí, creí que poco a poco podría reconducirse el comportamiento de ambos. Solo unas horas después han ... comenzado los enfrentamientos con más crudeza si cabe. Las posiciones inmovilistas de uno y otro, de las que sin duda siguen sacando tajada los partidos minoritarios y los separatistas, mantienen el clima de incertidumbre. Para colmo de males han entrado en juego los que siempre, y por respeto institucional, hemos creído que eran los únicos que garantizaban la estabilidad, los jueces.
Hace muchos años, el que fuera alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, para más inri abogado de profesión, lanzó una sentencia que le ha costó muy caro. En una de sus habituales declaraciones por aquellos años dijo que la justicia era un cachondeo. Creo que por prevaricación durante su gestión como alcalde le cayeron varios años de cárcel. Los cumplió en el Puerto de Santa María y sus rogativas de clemencia fueron desatendidas una detrás de otra. Hoy desgraciadamente podemos comprobar que efectivamente sus palabras eran proféticas y sus compañeros de corporación no se las perdonaron.
Ahora, antes de las vacaciones veraniegas y para que todo quede en el olvido en pocos días, se están produciendo decisiones que nos están dejando atónitos. Se ha sobreseído en caso del Tsunami Democrático con lo que muchos de los implicados, además de los amnistiados por la última ley, van a quedar totalmente impunes. Por otra parte la intervención del Tribunal Constitucional corrigiendo a veces, y anulando en otras, las sentencias del Tribunal Supremo en relación al caso de los ERE de Andalucía, está propiciando unos resultados que nos están dejando estupefactos. Por lo que estamos viendo, la Ley, según quien, como y cuando la quieran interpretar, tiene unas connotaciones de lo más peregrinas. Lo que decía Pacheco, un cachondeo.
Ahora, para colmo, seguimos inmersos en un proceso de lo más peregrino, el de la Sra. del presidente del Gobierno, doña Begoña. Cada día surgen nuevos asuntos, cada día nos sorprenden con algo inesperado. Hasta el rector de su Universidad ha declarado que hay irregularidades palpables en su trayectoria académica. Pues bien ya han comenzado los movimientos para despistar al personal: que si hoy no declara, que si no quiere que se graben sus declaraciones, que si no quiere ir al juzgado aunque la reclame el juez, que se yo. Si todos somos iguales ante la ley (cosa que ya no me creo) y, como dicen todos los portavoces, esto es un montaje del sindicato Manos Limpias que no va a llegar a ningún lado ¿Por qué no va, declara, el juez la exonera y aquí no ha pasado nada? Es más, dejaría en evidencia a los que la han acusado sin motivo.
A lo dicho, para los ciudadanos de a pie que confiábamos en que el poder judicial era lo más fiable de nuestro Estado de derecho, estos acontecimientos nos están creando una gran incertidumbre y desconfianza. Va a ser que, al final, Pacheco tenía toda la razón.