Opinión
Comentarios a la Magna
Su organización y puesta en escena ha sido todo un acierto y desde aquí quiero expresar mis felicitaciones a todos los responsables
A pesar de que ya han pasado varios días no quiero ni debo dejar pasar la oportunidad que me brinda esta columna de opinión, para comentar el acontecimiento que tuvimos ocasión de vivir el pasado fin de semana en nuestra ciudad. Las jornadas del jueves, ... viernes y culminadas el sábado con la, tan esperada en los ambientes cofrades, procesión Magna, han marcado sin duda un hito para el futuro de nuestra Semana Santa.
Desde el jueves, primer día en que comenzaron los traslados de los 17 misterios que compondrían esta celebración, se vivieron en nuestras calles momentos inolvidables. Desde las diferentes iglesias, sedes de cada corporación, fueron partiendo los cortejos, arropados por gran cantidad de fieles y curiosos que los admiraron y escoltaron hasta confluir en una Plaza de la Catedral repleta de público.
Los misterios fueron acompañados por excelentes agrupaciones musicales y bandas que con sus escogidos repertorios engrandecieron su discurrir por las calles gaditanas. La riqueza de esas bellas partituras y la gran profesionalidad de los músicos que las interpretan hacen de ellas una manifestación única y autóctona de nuestra Andalucía.
Los cuidados y rigurosos cortejos de hermanos que acompañaron a sus titulares, salvo algunas excepciones, mantuvieron una seriedad, compostura y recogimiento que engrandecieron los desfiles. Para esta ocasión se confeccionaron en muchos de los pasos misterios pasionales, que aunque no sean los propios de su puesta en escena durante la Semana Mayor, nos sorprendieron gratamente a todos. A destacar sin duda el misterio de Nuestro Padre Jesús de las Penas de San Lorenzo que de ir solo en su paso cada domingo de Ramos, pasó a tener un misterio completo con siete figuras presentando una escena insólita.
Otra estampa que quedará para nuestro recuerdo fue el discurrir del Caminito con ese monte de 705 rosas rojas (una por cada hermano) y su camino de vuelta a los sones de la filarmónica de Conil, una delicia. Todo estaba pensado y medido. Pudimos vivir unas jornadas totalmente inusuales. Sin omitir la grandeza y espectacularidad del cortejo protagonista del sábado con ese desfilar de los 17 pasos desde la Santa Iglesia Catedral a la Plaza de San Agustín (¿preludio de una nueva carrera oficial?), quiero resaltar la marea humana que nos visitó y ese abanico de advocaciones que se desplegó hasta altas horas de la madrugada por múltiples calles y plazas de nuestra ciudad.
A raíz de las retransmisiones que se efectuaron por televisión fuimos testigos de la admiración que a propios y extraños les produjo esta celebración de los 300 años de la construcción de nuestra Catedral. Esta efeméride ha servido para que descubran otra faceta de Cádiz, el de sus cofradías. Andalucía y cofrades de otras latitudes han descubierto una Semana Santa distinta y desconocida para muchos, con una magnífica iconografía y con la peculiaridad de nuestro estilo de carga a hombro que debemos proteger.
Su organización y puesta en escena ha sido todo un acierto y desde aquí quiero expresar mis felicitaciones a todos los responsables.
Cádiz lo merecía y nuestra Semana Santa sacará buen rédito de estas jornadas, sin duda.