OPINIÓN
Tragedia griega
Cuatro mujeres y dos niños asesinados en tan sólo 24 horas, ello nos da la idea de la magnitud del problema, del que una parte de la sociedad, votante de la ultra derecha, niega su evidencia
El único libro de literatura clásica antigua que había en mi casa, cuando era niño, era un ejemplar de la Odisea. Muchas ilustraciones y muy poco texto para tan magna obra. En los planes de estudios del tardo franquismo de los setenta del siglo pasado ... en sexto curso de bachiller, sin distinción entre el alumnado que había elegido ciencias o letras, estaba la asignatura de Literatura, la profesora la Srta. África. En aquel estío, en el cine Mar ponían la película Edipo Rey, de Pier Paolo Pasolini. Al hablar de los clásicos griegos vinieron a mi memoria los personajes ilustrados de Ulises, Penélope y Telémaco. Una historia de tejer de día y destejer de noche, de una espera interminable y de un arco que sólo podría tensar su verdadero dueño. En ese momento comprendí que los sentimientos y las emociones del ser humano son imperecederos. La traición, la ira, el odio, la crueldad, la misericordia, la cólera, el amor, el orgullo, la felicidad y la alegría, entre otros, nos acompañan desde la noche de los tiempos. Esquilo, Sófocles y Eurípides se nos mostraban como los artífices de un teatro sobre las pasiones inmortales.
Hace unos días se ha inaugurado la septuagésima edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. La obra inaugural ha sido la ópera Medea obra del músico francés Luigi Cherubini con libreto de Francois Benoit, era una de las preferida de María Callas. Medea, esposa de Jasón, se entera de que éste le ha traicionado. Creonte el padre de la nueva esposa de Jasón condena a Medea y a sus hijos al exilio. Ella sólo pide un día. Entonces urde la venganza más atroz, matar a sus hijos para provocar el mayor al que fuera su esposo.
Coincidiendo con el segundo día de su representación, la violencia machista y la crueldad vicaria se nos han mostrado como una asombrosa rutina que nos hace renegar de la condición humana. En un solo día hemos roto todas las estadísticas de lo mal llamado pasional. Es sólo venganza brutal, que cuanto más dolor provoca más reafirma su salvaje intención. Dicen que en la época estival aumentan de manera importante los crímenes machistas. Los datos son contundentes, el machismo criminal repunta en verano según las estadísticas oficiales del Ministerio de Igualdad. Un fin de semana negro por violencia de género que iguala ya a mitad de año la peor cifra de crímenes vicarios desde que hay datos. Cuatro mujeres y dos niños asesinados en tan sólo 24 horas, ello nos da la idea de la magnitud del problema, del que una parte de la sociedad, votante de la ultra derecha, niega su evidencia. No asumir que, como sociedad, tenemos un problema serio nos sitúa en una situación de tibieza legal y penal, que por velar por las garantías procesales de los «presuntos criminales» dejamos desprotegidas a las indefensas víctimas de esta lacra, las mujeres y los niños. Si no asumimos que las órdenes de alejamiento son papel mojado en manos de un agresor, si no queremos ver que él que lo ha pretendido una vez volverá a intentarlo hasta hacer el mayor daño posible a su víctima, todas las leyes tendrán el recorrido que los vericuetos legales quieran darles.
¡Y mientras tanto un suma y sigue de dolor!