OPINIÓN
¿Fortuna o suerte?
La suerte y la fortuna son dos conceptos similares, que casi siempre se usan de manera sinónima, pero que tienen diferencias sustanciales
Probablemente hoy sea el día del año que, con más ilusión, y una pizca de ansiedad, nos hayamos levantado las personas de bien de este país. En mayor o menor medida casi la totalidad de la población española mira de reojo ese décimo o esa ... participación que con tanto celo guarda en la cartera, o que tiene a buen recaudo en el cajón semioculto de sus secretos más personales. De la empresa, de la familia, de las amistades, de la peña, de la cofradía, de la asociación de vecinos, o simplemente del capricho de ese número que una noche de agosto soñaste, o de esa fecha o efemérides, que ni te va ni te viene, pero que se ha hecho viral por culpa de una influenzer o de un youtuber. La suerte y la fortuna son dos conceptos similares, que casi siempre se usan de manera sinónima, pero que tienen diferencias sustanciales. Si la primera se refiere a un evento o circunstancia que ocurre de manera casual y sin esfuerzo alguno, la segunda alberga un conjunto de circunstancias favorables que perduran en el tiempo y que te llevan a poder conseguir riqueza material, éxito o poder y prestigio. Si la primera, casi siempre va acompañada de un adjetivo, que la clasifica en buena o mala, la segunda siempre posee el don de las bondades que, como llovidas del cielo, caen bajo el amparo de la Diosa Fortuna. Si en un principio cabría pensar que todo lo relativo a la suerte y la fortuna cohabitan en los mundos esotéricos de videntes, echadoras de cartas, adivinos, médium o magas, nunca más lejos de la realidad. A lo largo de la historia filósofos de todas las escuelas y tendencias han tratado el tema de la suerte y la fortuna. Como si de unas fuerzas invisibles, que se encuentran más allá de nuestra comprensión, fuesen las que mueven los hilos, como si un plan oculto de la naturaleza fuese el que maneja nuestro destino. Bastaría con saber el número de nuestro código postal para conocer si la diosa Fortuna nos tendrá en consideración o no.
Al final será la suerte la que tome la decisión. Un año más probablemente la fortuna se nos mostrará esquiva y nos dejará con la miel en los labios y el cajón de los deseos repleto, pero sin abrir. Si la suerte te ha dado largas, si no has podido recuperar ni siquiera lo jugado, no te preocupes. Tienes la fortuna de vivir en una ciudad privilegiada, a pesar de sus carencias. Tu buena sombra es compartida por toda una ristra de amistades incondicionales. Por chiripa vives casi al día, pero no te falta de nada. El sino te permite algún capricho que otro de vez en cuando. Y sobre todo, tienes el amparo de una familia, pequeña o grande, nuclear o extensa, que te permite compartir tus alegrías y tus penas.
«No es dichoso aquel a quien la fortuna no puede dar nada más, sino aquel a quien no puede quitar nada» (Francisco Quevedo).
Virgencita déjanos como estamos, aunque sea con lo justo.
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