OPINIÓN
La chica del tren
«La quietud adormece y acorta la vida»
Tengo que reconocerlo. En cuanto a los medios de información, entiéndase periódicos, sigo siendo un analfabeto digital. El placer de comprar la prensa al clarear el día, el gusto de tener entre las manos ese papel de no buena calidad, de percibir el olor a ... tinta reciente y el deleite de leer letra impresa, no tiene precio. Puede que no sean noticias tan frescas como las digitales pero, aun no siendo de primera mano, tienen el reposo de una escritura algo pausada. La inmediatez de lo digital peca de efímera. El reposo de la impresión da esa pátina de contraste que hace todo un poco más verosímil. Escudriñar los recovecos de un periódico te reporta una visión de la realidad que nada tiene que ver con tendencias ni con modas traídas de la mano de los ahora llamados «creadores de contenidos». El contenido no se crea, existe tal como es, con sus luces y sus sombras, con la verosimilitud a prueba de incrédulos.
«Giuseppina viaja cada día de Nápoles a Milán para trabajar como conserje en un instituto» (Noticia de ABC de 20 de enero). El tren le cuesta menos que un alquiler. Napolitana de 29 años, cada día recorre 1.600 kilómetros a bordo de un tren de alta velocidad que une su ciudad natal con el lugar donde trabaja. Se vuelve a la brecha Norte-Sur. La mayor parte del personal auxiliar de las administraciones italianas proviene del sur. La precariedad laboral y la especulación en los precios de los alquileres les llevan a vivir en el tren. El invento de ingeniero inglés Richard Trevithick, constructor de la primera locomotora de vapor, ha dado mucho juego en el cine y en la literatura. Desde 'La llegada del tren', primera filmación de los Hermanos Lumiere, que llegó a aterrorizar a los espectadores, pasando por 'El maquinista de la General', con el rostro impávido del magistral Buster Keaton, hasta la obra maestra de Billy Wilder 'Con faldas y a lo loco', interpretada por el maravilloso trío compuesto por Marilyn Monroe, Tony Curtis y Jack Lemmon. Desde obras maestras de la literatura como 'Ana Karenina', 'Extraños en un tren' o 'Asesinato en el Orient Express', hasta otras más recientes como 'La chica del tren'.
Sin lugar a dudas el tren es la manera más ecológica, limpia, versátil, cómoda y a veces barata de realizar viajes de corta, media, e incluso larga distancia. Cada día en nuestro país son decenas de miles de personas las que tienen que recorrer cientos de kilómetros para ir a trabajar. La tele transportación es la utopía inalcanzable del metaverso. Por suerte todavía existen trabajos cara a cara. Lo virtual queda para esas relaciones ficticias que no conducen a nada. El teletrabajo es una opción al alcance de pocos. Laura va de Madrid a Barcelona, Pedro de Córdoba a Málaga y Tonio de Coruña a Sevilla, pasando por Madrid. Vivir en un tren tiene ese recato de espacio interior en movimiento que te hace transgredir la ecuación tiempo-velocidad de Einstein.
La quietud adormece y acorta la vida. Para Giuseppina, Laura, Pedro y Tonio vivir en el tren puede que les garantice ver la vida a través de la ventanilla.
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