OPINIÓN

Carta de un pensionista

El uso de tu tiempo es algo más que pasear, vigilar obras y pensar que podemos llegar a ser eternos

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Este corto espacio de tiempo, a caballo entre el fin y el principio, es perfecto para hacer balance y propósitos de la enmienda. Para mí han sido más de cuarenta años de madrugones y sobresaltos. De algún que otro contratiempo y ... de pequeñas batallas con más ilusión que medios. No siempre se dieron las condiciones idóneas. He podido compartir buenos ratos, alegrías y sinsabores. Si no fuera porqué me pagaban por ello yo diría que más que un trabajo era una devoción. Y todo se ha pasado en un abrir y cerrar de ojos. Pasa el tiempo y te ves sin obligaciones, más allá de las que quieras asumir, tienes todo el tiempo para ti y los tuyos. No se puede pasar del todo a la nada, la jubilación debe estar planificada. El uso de tu tiempo es algo más que pasear, vigilar obras y pensar que podemos llegar a ser eternos. De nada vale el voy a hacer o el me voy a apuntar.

Nuestra generación es tan estratégica que posiblemente sea irrepetible. Aún quedan los que sufrieron la Dictadura en toda su crudeza y los que vivimos sus estertores. Acudimos por primera vez a las urnas a pecho descubierto y con ilusión desaforada, nuestros padres no sabían lo que era eso. Todavía algunos confunden en su memoria la búsqueda de antepasados en cunetas y paredones. Por aquel entonces las migraciones siempre eran hacia el norte, a un lado u otro de los Pirineos. Nuestras fronteras eran de salida nunca de llegada. El color de la España en blanco y negro hablaba de esos recuerdos de que vivíamos a lo justo. Las celebraciones eran muy escuetas y de trayectos cortos. Se compraba con cabeza y dignidad, nada superfluo y todo con pretensiones de durabilidad.

Todo ha cambiado, y por mucho que digan, y se enzarcen en luchas partidistas, para bien. ¡Qué digo, muy bien! Hemos pasado de los crímenes pasionales a comprender que es violencia de género. Los antiguos armarios están casi vacíos. Nuestras calles y barrios se han convertido en espacios multiétnicos, como nuestros colegios. No creo que nuestra España se esté rompiendo, sólo está cambiando. Vivimos más y mejor, pero la brecha entre ricos y pobres aumenta sin cesar. Por delante tenemos una deuda pendiente con el Planeta y el Edadismo ha pasado a ser un problema generacional. Hace poco hemos comprobado que el agua limpia y el lodo empercocha todo a su paso.

Los pensionistas somo diez millones, la mitad que los cotizantes. A este ritmo, está claro que algo habrá que hacer. Pero no lo digo por los de ahora. Si no por los que están por venir.

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