OPINIÓN
En bandeja
David y Miguel Ángel no dudaron en cumplir las órdenes de unos mandos que no supieron velar por la seguridad de sus subordinados
Aquella aciaga noche de febrero fue más invernal de lo habitual. Más negra y más ventosa. La fatalidad, disfrazada de incompetencia, quiso que se cometieran muchos errores. Las consecuencias, las peores posibles. Las víctimas mortales fueron los únicos que antepusieron el sentido del deber a ... la inconciencia y la torpeza de los que dicen saber mandar. David y Miguel Ángel no dudaron en cumplir las órdenes de unos mandos que no supieron velar por la seguridad de sus subordinados, esos que desde sus despachos ordenan misiones, a sabiendas de que no cuentan con los medios adecuados. Todos sabían que el desequilibrio de fuerzas y de medios podían tener consecuencias nefastas. Y, a pesar de todo, no les templó el pulso. Después vinieron las detenciones erróneas de los presuntos homicidas que, con pruebas irrefutables, hubo que dejar en libertad. Y, cómo no, toda una ristra de declaraciones políticas en las que nadie asumió su responsabilidad.
En estos días las familias las víctimas parecen respirar algo más tranquilas. ¡Por fin han detenido al culpable, es hora de que se pueda hacer justicia!
Karim El Baqqali, el narco más buscado, y presunto asesino de los dos guardias civiles en Barbate, ha decidido «motu proprio» entregarse a las autoridades españolas. De manera espontánea ha preferido cambiar sus paseos en moto y sus tardes de playa por la penumbra de la celda de una cárcel española. Según su familia y, sobre todo, de la cúpula del cártel que lo emplea, es la decisión más acertada. En tiempo récord se le han concedido determinados beneficios penitenciarios, como el acercamiento al núcleo familiar, de Puerto III a Botafuegos en Algeciras.
Ser «cabeza de turco» tiene su origen en la Cruzadas, siglo XI a XIII, cuando los cristianos que luchaban contra los musulmanes del Imperio Otomano por el dominio de Tierra Santa. Cuando un infiel era abatido su cabeza, en una bandeja, se mostraba como trofeo.
Ahora, a cambio de poder seguir «faenando» en aguas del Estrecho se ha entregado en bandeja una «cabeza de marroquí». No se entiende el súbito arrepentimiento si no es cumpliendo órdenes, y con promesas fundadas de una condena posiblemente pactada, o cuando menos poco contundente. Los vericuetos de la justicia son inescrutables, pero podemos temernos lo peor. Pactos debajo de la mesa que diriman con minuciosidad la diferencia entre asesinato con alevosía y homicidio imprudente. Está claro que ya se encargaran los magnates del negocio de proporcionarle la mejor de las defensas.
Da la casualidad de que en estos días se han publicado los datos sobre el nivel de renta de los municipios españoles. Como siempre la provincia de Cádiz sale de las peor paradas. Curiosamente, algunas de las localidades más pobres son las que ostentan el récord de alijos de drogas incautadas. Leyendo entre líneas se podrán extraer conclusiones. Las altas tasas de paro y la pobreza son el perfecto caldo de cultivo. Nuestra provincia aporta la infraestructura y la mano de obra barata, mientras que el blanqueo de capitales y las riquezas ilícitas sirven para el desarrollo de zonas no muy lejos de aquí.