OPINIÓN

La agenda de mis nietos

En estas fechas tan señaladas todo se engrandece, lo virtual se vuelve consistente y lo efímero se presenta con visos de realidad. Es el momento de actualizar agendas

Antonio Ares

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No nos engañemos. Sólo existe el presente, los demás tiempos verbales son sólo recuerdos o aspiraciones infundadas. Nos engullimos entre vidas distópicas y paralelas, entre un mundo digital que aspira a ocupar cada instante de nuestra existencia, y un querer y no poder de dominar ... el futuro. El ahora o nunca se convierten en el paradigma de una generación insatisfecha consigo misma. Últimamente, que tanto se habla de sobrepeso y de obesidad, todo tiene que ver con nuestra memoria. Ancestralmente tenemos un gen ahorrador, singular entre todas las especies. Nuestro genoma es tan ahorrador que nos hemos convertido en la especie metabólica más perfecta. Hubo un tiempo en que nuestros antepasados no podían asegurar el sustento del mañana, por eso desarrollaron estrategias genéticas capaces de servir de reservorio para el mañana más próximo. Las aves del cielo, los peces del mar y la fauna de la estepa y la sabana, no se plantean una dieta calórica para el incierto mañana. Sólo la especie jerárquica, por antonomasia, puede intuir el concepto de reserva por si la escasez de sustento se avecina.

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