OPINIÓN

El 'andalûh'

. Un efecto colateral de esa misma globalización, no todo van a ser ventajas, es la pérdida irremediable de miles de lenguas minoritarias en el mundo

Felicidad Rodríguez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

De que la lengua se ha convertido en un instrumento político tenemos bastantes ejemplos en nuestro país, cuestión que también se ha trasladado a Europa. Hace poco se presentó una propuesta en el Congreso para seguir impulsando las negociaciones de adopción del catalán, y para ... que no se note mucho, también del euskera y del gallego, como lenguas oficiales de la Unión Europea. Y eso está muy bien porque, como argumentan, los hablan más de 12 millones de personas. Lástima que no se esfuercen lo más mínimo para conseguir que el español, un idioma mayoritario en Europa, sea considerado lengua de trabajo. No son excepcionales las ridículas ocasiones en las que vemos a un leonés, a un onubense y a un limeño, por poner un ejemplo, discutiendo sobre algún asunto en inglés. Cierto es que, aunque apenas 5 o 6 millones de europeos de Irlanda lo tienen como lengua materna, el inglés es la lengua de la globalización que ha venido a resolver el desastre que se produjo en Babel. Un efecto colateral de esa misma globalización, no todo van a ser ventajas, es la pérdida irremediable de miles de lenguas minoritarias en el mundo. El sefardí, ese español antiguo que durante más de seis siglos fue cuidadosamente mantenido ya apenas se habla, aunque, afortunadamente, se está tratando de mantener su literatura escrita. Desgraciadamente no ocurre lo mismo con otras lenguas que están prácticamente en extinción o cuyos últimos hablantes ya han muerto. Ojalá los que puedan hacerlo se esfuercen un poco por salvar lo que aún sea salvable. En esa defensa de mantener el patrimonio cultural y no en otra cosa, no vayamos a pensar mal, está basada la iniciativa para el Congreso. Hay que reconocer, no obstante, que algunos se pasan en lo de la manipulación de las lenguas para fortalecer los espíritus nacionalistas, que no los de la comunicación. Y no hay que irse muy lejos. En los años 70, hubo un intento de recuperar el 'andalú' auténtico que había sido eliminado por el colonialismo castellano. Un ejemplo de ese falso andaluz es la loa a la bandera blanca y verde de Fernando Vela, o Ferraman Aben Bela, como ustedes prefieran: Mewa arbaida yed 1'andalusina, mewa arbaida yed barda ed arbae, mewa arbaida yed mew ardebaran, mewa arbaida yed mewa terria, mewa arbaida yed mewa patria, mewa arbaida yed mew paih, mewa arbaida yed mewa nacçone. Sin llegar a tanto de inventarse una lengua, lo que prima desde hace ya algún tiempo es escribir en andaluz, 'êccribîh en andalûh'. Por favor, no confundir con los exquisitos Cantes flamencos de Machado, ni con los magníficos registros del lenguaje popular de Fernando Quiñones. De lo que se trata es de adaptar la ortografía al lenguaje hablado desde Huelva hasta Almería. De hecho, hace unos días se presentó un manual para aprender a hacerlo y, además, en edición trilingüe, castellano, inglés y andalûh. También se hacen talleres en colegios, aunque, en este caso, con el uso que los jóvenes hacen de los dispositivos móviles para comunicarse, el escribir bien en andalû tiene las mismas, pocas, garantías de éxito que el hacerlo en castellano. Sin duda este intento de fortalecer una de las lenguas hispánicas merecería una ponencia en el Congreso de la Lengua de Arequipa, aunque nadie la entienda.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación