EL BATALLÓN
Año Pam
Ni Año Picasso ni Año Sorolla ni Año Lola Flores... El lerele lo ponen este 2023 quienes tienen el sentido común en paradero desconocido y el talento en busca y captura
Año Picasso, Año Sorolla, Año Lola Flores... Se cumplen este 2023 fechas redondas de la muerte o nacimiento de celebridades que han dejado una huella indeleble, resistente al paso del tiempo y los gustos, aquellos que siempre serán recordados por lo que hicieron en su ... paso por la tierra. Florecerán, pues, en su honor homenajes, exposiciones, congresos, series de televisión y hasta aquellos simposios que hoy son un arcaísmo, recopilando este o aquel aspecto que determinaron su presencia en el peristilo que alberga a las grandes eminencias en lo que sea, pintando, cantando, mandando, investigando, construyendo o enhebrando versos mejor que el resto de los que antes y después de ellos existieron. Todos los eneros sirven, además de para pelarse de frío, para repasar los aniversarios que nos esperan de aquí a diciembre. Y cada enero, recordando aquellas alturas de excelencia, llega uno a la desazón comparando con el áspero percal del momento, con lo que hoy España tiene que arrear.
Así las cosas, y tal como ha empezado 2023, ni Año Picasso, ni Sorolla ni Lola Flores... que el lerele lo pone el Año Pam, un término genérico que agrupa a aquellos que parecen tener en paradero desconocido el sentido común y el talento en busca y captura. En política, torpes, trincapiñones, ineptos o ineficaces los hubo siempre y siempre los habrá. La novedad que aporta este Año Pam es la perseverancia de estos en exhibir lo peor (imaginamos) de uno mismo. La risa de Ángela Rodríguez cuando hablaba de los depredadores sexuales a los que su ley les ahorra condena esconde el explícito reconocimiento de su anemia intelectiva, de esa frivolidad risueña que es más elocuente que cualquier intento discursivo que emprenda la grey de Año Pam. Toda esa debilidad argumental y ese desierto de talento los tratan de compensar con la horrísona farfolla que acompaña a su jactancia. Son el nuevo emperador 3.0 que anda intelectualmente en cueros tan campante, cubierto solo por su engreimiento entre el pasmo de la gente.
Lo preocupante es que los, las y les integrantes del Año Pam hayan llegado a tan altas magistraturas y que pese a la obstinación en demostrar su incompetencia nadie enmiende la plana a sus desvaríos, que van más allá de lo declarativo pues ojalá lo suyo fuera solo contaminación acústica, como con la que ahora ha de conformarse Iglesias Turrión. Pero no, los del Año Pam intervienen decisivamente en la sociedad reinterpretándola, creando normas tan fulminantemente nocivas como la del 'solo sí es sí' (más de 200 depredadores sexuales agraciados, y subiendo) o que legislan descubriendo hasta ¡dieciséis! tipos de familia o los que haga falta «porque mi familia somos yo, el gato y las musarañas de mi casa, qué pasa».
Saben que les queda muy poco de pisar moqueta y que nadie en su sano juicio les soltará los 119.566,08 euros que ahora cobran (Rodríguez, por ejemplo) en su «ande yo caliente...»; saben que el crepúsculo se acerca. Por eso van en tropel, a la desesperada, con la misma finura que el ejército de Pancho Villa... que por cierto en este 2023 hace un siglo que hincó el pico.
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