OPINIÓN
Ledesma
Y en todos los estratos de la vida, cuanta más intención se le pone, más sucede el deseo y lo bello
Desde hace unos años mi amigo Cristóbal y yo hemos montado una peña cadista en mi casa. Es una peña solo de dos. La peña 'Empeñados'. Es una peña no oficial, por supuesto, porque se necesita un mínimo de tres, y aunque de vez en ... cuando le pongo la bufanda al perro, dudo que cuente por mucho que durante los partidos su cama sea una escogida ex profeso que es producto oficial del Cádiz C.F. con la forma del estadio y todo. En cuanto a lo del empeño sí es cierto, porque desde el primer día, hace ya unos años, pusimos un marquito con la típica foto de Mágico y Sandokan arriba de la tele de mi salón. Pusimos diversas bufandas igualmente por todo el pasillo, Cristóbal siempre trae Barbadillo y nos ponemos nuestras camisetas de rigor amarillo.
Cantamos los goles como demonios, probablemente porque no sucede muy a menudo, y el perro, que se llama Pepe, como Pepe Mejías, igual que el de Isco se llama Messi, también se pone a saltar como otro demonio, aunque no entienda mucho lo que está pasando. Cada uno tendrá sus favoritos, pero siendo del Cádiz, con toda la lógica, y dadas las circunstancias, mi favorito es el portero. No por nada, sino porque Jeremías 'Conan' Ledesma es algo importante en mi vida desde hace tiempo porque siento que representa perfectamente a lo que uno se expone en la vida misma.
A Conan le vienen balones de todos lados y se protege como cualquiera recibe palos de vez en cuando, aunque a veces, primera paradoja, con suerte los palos le salvan, como a cualquiera, de disgustos mayores. Uno se baja de la cama un día y se enfrenta a lo que le pasa y no sabe muy bien lo que pasará luego y eso mismo pensará Conan cada vez que se pone bajo el arco. Hay partidos que el tiempo corre y no pasa nada y se celebran porque si lo piensas qué alegría a veces cuando no pasa nada, la vida sigue y la gente tan feliz.
No es lo usual, sin embargo. A Conan, ya te digo, se le aparecen a menudo y a cada momento una ráfaga de situaciones imprevisibles que es difícil manejar y, como nos pasa a todos, el tío echa mano como puede del ojo, los reflejos y todo el cuerpo suyo para que no se le vengan encima. Sucede que, a veces, por mucho que intente pararlas le cuelan un gol por la escuadra y poco se puede hacer. Pero ahí estuvo la intención. Y en todos los estratos de la vida, cuanta más intención se le pone, más sucede el deseo y lo bello. No es una cuestión numérica, sino de sensaciones. El Cádiz es uno de los equipos más goleados de la liga y Jeremías 'Conan' Ledesma el portero que más paradas hace. Segunda paradoja, como la vida misma.
Fíjate, cuando Conan jugó su primer partido con el Cádiz decían que era demasiado heterodoxo, que se tiraba raro, que chutaba demasiado lejos. Y yo me enamoré rápidamente de aquello porque llegados a este punto pienso que con la ortodoxia poco se puede hacer valioso en esta vida. Es por eso mismo que, a mí, como a muchos otros, desde el principio no solo me embaucó el tipo, sino que se convirtió en un secreto referente vital, pues se encuentra en el altar de los distintos.
Porque ese es el fondo del asunto, que cada vez uno está más cansado de lo monótono, de lo seguido, de los hombrecitos de sombrero de gris que solo hacen el amor a cada muerte de obispo, que decía Charly. Seguir una doctrina per se es algo muy parecido a la tristeza. Y con Conan todo son volandas, apreturas y un nítido y sencillo pasmo cada vez que salva lo insalvable. La cosa es que él hace, al final, lo que puede, y en definitiva uno siempre también hace solo eso, lo que puede, y a mí de verdad que el asunto me enternece. Es una idolatría sana, eso sí. Conan vuela y pega un salto y yo pienso que la mayoría deberíamos de intentar volar y pegar un salto también en muchas ocasiones, aunque luego se te quede cara de idiota y te pegues un tortazo. Ahí está lo bonito, digo yo.