la alberca
El triste derbi de los despachos
Ni el tifo del Villamarín ni el exhibicionismo de Monchi son dignos de instituciones serias
El derbi de los despachos lo han perdido los dos equipos sevillanos. El Betis por permitir un tifo de mal gusto en el Gol Sur recordando el lamentable suceso del palo a Jordán y el Sevilla por enviar a Monchi al césped del Villamarín a ... enardecer a los suyos con golpes de pecho después de un partido caliente. La obligación de los mandatarios es dar ejemplo a las aficiones, rebajar la temperatura de la calle y fomentar los valores del deporte. Monchi es un profesional de incuestionable trayectoria en su ámbito y no debe usar ardides populistas para soslayar los errores de planificación que ha cometido esta temporada, que también son incuestionables. Si su comportamiento en el palco fue el que ha denunciado el Betis, retando a aficionados verdiblancos con palabras chabacanas, su club debería apercibirle para que no vuelva a repetir esta conducta tan alejada de los principios del Sevilla, una institución modélica en todos sus flancos: el deportivo, el económico y el social. La categoría del club de Nervión ha sido la que ha elevado al equipo a sus mayores logros históricos en estos últimos años. Monchi ha tenido un papel clave en ese crecimiento y, por lo tanto, está obligado a actuar en consonancia con su responsabilidad. Los golpes de pecho y las provocaciones son los recursos de los débiles. El director deportivo del Sevilla se hace daño a sí mismo.
Por su parte, la directiva del Betis nunca debió permitir la colocación de un tifo en el que se hacía mofa del rival por un acontecimiento tan deleznable como el del famoso palo del derbi de Copa de la pasada temporada. El beticismo está a años luz de eso. Los máximos representantes de los clubes no pueden fomentar las disputas, al contrario, tienen que trabajar para que las relaciones institucionales sean el espejo en el que se miren las aficiones y también para que Sevilla dé una imagen real al resto de España de lo que aquí significa el fútbol. El balón es motivo de discusión, de guasa, de chascarrillo, pero jamás de pelea.
Después del desastre del palito era imprescindible que los dos clubes dieran la talla, pero los dos han fallado. Bien que me duele escribir esto. Creo que los dos están bien gobernados y que sus dirigentes son personas muy solventes, por eso levanto la mano y reclamo que la echen al suelo. Haría bien Monchi en pedir disculpas públicamente por su salida de tono porque el mayor rango de sevillismo no lo dan los golpes en el pecho ni los cantos del himno, sino la clase. Y haría también bien Ángel Haro en desacreditar el desafortunado tifo del Gol Sur porque la esencia del beticismo no es la ridiculización del contrario, sino el señorío. Ambas partes han llegado a un punto en el que ya no caben más reproches. Hay que ceder, debatir internamente lo que sea necesario y darse la mano. A ver si se enteran de que somos muchos los aficionados sevillanos que vemos el fútbol con nuestros hijos y no sabemos cómo explicarles esto.
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