Sevilla, capital del vuelco
La caída del gran bastión del PSOE en el Sur simboliza la agonía del sanchismo
La caída de Sevilla es el último estertor del sanchismo. En mitad de la ola azul que Juanma Moreno extendió por Andalucía en las elecciones autonómicas de hace un año, la capital era para el PSOE mucho más que un bastión: era ya un reducto ... desde el que iniciar una especie de regeneración interna. Pero el resultado de las municipales aboca a los socialistas a un proceso de refundación que debe comenzar con la marcha de Juan Espadas, incapaz de dar un nuevo aire al partido después de la hecatombe de los ERE y del fracaso de Susana Díaz. Bajo la sombra de la supuesta compra de votos en Mojácar y el exótico secuestro de Maracena, la era espadista ha sido una agonía casi surrealista que empezó con una salida descontrolada del Ayuntamiento para emprender una aventura perdedora. La debilidad del exacalde del Sevilla al frente de los socialistas, sumada a la rotunda irrupción de Juanma Moreno en el escenario de la moderación, ha permitido al PP hacer historia en un territorio que siempre le había resultado inalcanzable. El juanmismo se ha consagrado en estos comicios poniendo su bandera en casi todas las capitales de provincia. Lo de las autonómicas no fue un triunfo aislado. Ahora el PP que él dirige ha vuelto a ganar de este a oeste y, sobre todo, ha reconquistado Sevilla coincidiendo, por cierto, con el 775 aniversario de la entrada de Fernando III en la ciudad. José Luis Sanz era una apuesta serena, más encaminada al trabajo puerta a puerta que a la empatía con los electores. Él mismo admite que su carácter serio le complicaba sus aspiraciones. Pero Juanma Moreno lo mantuvo al frente de la candidatura a pesar de que era una elección de Pablo Casado porque pensaba que podría ser un alcalde de mucho recorrido. Todos coinciden en que lo difícil ya lo ha hecho. Ahora, con la vara de mando en la mano y con la posibilidad de gobernar en solitario, sin la muleta de Vox, su capacidad de gestión puede otorgarle al partido una plaza segura. Su victoria no tiene aristas. Ha ganado por derecho.
El envés de esta historia es Antonio Muñoz, un alcalde que ha conseguido mantener el tipo obteniendo sólo un concejal menos de los que sacó Juan Espadas cuando las cosas le iban bien al PSOE en toda España. Ningún otro regidor socialista ha podido asomarse a las cifras de hace cuatro años. Esto demuestra que Muñoz ha sido un candidato fuerte, pero el terremoto del sanchismo es tan devastador que ni él ha podido mantenerse en pie. De hecho, hace unos días una revista política de Bruselas lo ponía de ejemplo de cómo se puede perder una Alcaldía por culpa del presidente del Gobierno. El análisis por distritos certifica que sus votantes han mantenido su fidelidad, pero la derecha se ha movilizado para evitar que la principal ciudad del Sur de España siga en manos del sanchismo.
Pero este vuelco tiene otra perspectiva insólita: es la primera vez que la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla están en manos del PP. Toda la visibilidad política que se va a proyectar desde el Sur al resto del país va a ser de color azul en los próximos meses. Y el PSOE sabe que cada vez que ha perdido en Andalucía, ha perdido también el gobierno de España. La novedad es que en esta ocasión ha perdido mucho. Tanto que no hay precedente de varios ciclos electorales consecutivos sucumbiendo. El PP ha ganado a lo largo y ancho de toda la región, es decir, el PSOE ha perdido su vivero y ya no tiene excusas. Jaén será la aldea gala de la foto final de esta era para el partido que impulsaron en España andaluces como Felipe González y Alfonso Guerra. Por lo tanto, Juan Espadas tiene la obligación de dimitir de inmediato y dejar paso a alguien dispuesto a atravesar el desierto que le espera al socialismo andaluz. Espadas ha hundido a Sánchez… o viceversa. Sánchez lo destrozó sacándolo de la Alcaldía de Sevilla y luego él, con su sumisión, ha terminado de machacar a su jefe en Andalucía. Tanto monta, monta tanto.
En los próximos cuatro años será alcalde de Sevilla José Luis Sanz, que antes gobernó en Tomares. Tiene por delante el reto de exigir a la Junta de Andalucía muchas deudas pendientes. Pero de ese asunto ya hablaremos. Hoy es protagonista porque mandará en una ciudad que dentro de unos meses puede ser la capital del vuelco en España.
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