Tribuna abierta
Libertad
Los madrileños han aprendido y no van a permitir más faltas de respeto. Libertad es el concepto que está en juego en estas elecciones el 4 de mayo
Escribió Milton Friedman que «los gobiernos nunca aprenden, solo la gente aprende». En Madrid han aprendido. Han sufrido durante meses las faltas de respeto del Gobierno de España, los criterios arbitrarios, las críticas a la gestión de una presidenta cuyo mayor delito fue ir siempre un cuerpo por delante del Gobierno de España. Y se han rebelado. Hasta aquí han llegado.
Los madrileños han aprendido y no van a permitir más faltas de respeto. Libertad es el concepto que está en juego en estas elecciones el 4 de mayo. Nada más que eso, y sin embargo nada menos que eso por mucho que le pese a Gabilondo.
Libertad económica, esa libertad que convierte a la Comunidad en la mayor receptora de inversiones extranjeras de España alcanzando el 75,2% del total de la inversión que se recibió en todo el país. Cuando un inversor toma su decisión no lo hace atendiendo a criterios políticos, principalmente busca su rentabilidad, que viene de la mano de la seguridad, flexibilidad y libertad. Si 3 de cada 4 euros que llegan a España lo hacen a Madrid es porque genera confianza, porque sus políticas generan certidumbre y porque esa libertad de la que se disfruta en Madrid es un perfecto reclamo para ese inversor.
Libertad económica, que convierte a Madrid en la Comunidad en la que es más sencillo crear un proyecto empresarial, en la que los impuestos son más bajos y en la que se ayuda al empresario, no solo mediante ayudas económicas sino dejándoles trabajar, creyendo en ellos, dándoles su parte de responsabilidad para que sus negocios pudieran mantenerse abiertos mientras en buena parte de España tenían que cerrar. Libertad económica es que sus ciudadanos paguen menos impuestos, que ese dinero en lugar de tenerlo su gobierno regional para distribuirlo lo tengan los propios madrileños para que lo inviertan y lo gasten en aquello que consideren, para que generen dinamismo empresarial. Libertad es que mientras en Cataluña tienen 34 impuestos propios en Madrid tengan 5, que mientras en Cataluña tienen un tipo mínimo del IRPF del 12% en Madrid sea del 9% o el máximo en Cataluña sea del 25,5% mientras en Madrid es del 21%.
Libertad es que mientras sucesiones y donaciones esquilma los ahorros de muchos españoles, en Madrid no se haga y esté bonificado al 99%.
En estas elecciones en Madrid hay en juego muchas cosas, un modelo de España y de región. Un referente de lucha contra la pandemia basado en construir un modelo hospitalario de pandemias en 100 días o en boicotearlo, un modelo que consiguió traer 22 aviones de material sanitario u otro especialista en firmar 140 millones de euros fallidos en material que nunca llegó. Un gobierno que daba mascarillas a sus ciudadanos frente a otro que no las consideraba necesarias, o que decidió cerrar los colegios cuando otros aún estaban recogiendo los bártulos de sus mega manifestaciones feministas de ese fin de semana.
Hay un modelo socialista y comunista que anuncia más impuestos y otro de libertad que anuncia que los bajará le pese a quien le pese. Hay un modelo que apoya al sector de la hostelería y la restauración y otro que criminaliza su apertura y ansía malos datos epidemiológicos para pedir su cierre cada día.
Corren tiempos de libertad. Los anacrónicos discursos comunistas no tienen cabida en una sociedad moderna y avanzada como la madrileña. Isabel Díaz Ayuso tiene clara la hoja de ruta y no va a permitir distracciones. Sabe que la salida de la crisis de Madrid tiene que estar basada en la libertad, en conseguir que los madrileños puedan desarrollar sus modelos de negocio y de vida y hacerlos compatibles con la salida sanitaria de la crisis, en facilitar la creación de nuevas empresas y el mantenimiento de las que ya existen y que están desapareciendo en el resto de España a gran velocidad.
La salida de la crisis depende de ser valiente, y Ayuso lo es. Depende de tener las ideas claras, y en Madrid las tienen. Y depende de conseguir mantener su imagen exterior, y lo está consiguiendo apareciendo en todos los medios como el milagro madrileño en medio de la gestión catastrófica sanitaria y económica del Gobierno de Sánchez. Nunca antes un gobierno regional ha servido de forma tan clara para evidenciar dos formas diferentes de hacer política, dos percepciones diferentes del servicio público.
Entre la política en la calle de Almeida o Ayuso o el Falcon y el coche oficial de Sánchez hay no solo un abismo ideológico y de libertad, sino un abismo de actitud, de forma diferente de concepción del servicio público. Entre la política de cercanía y libertad y el cesarismo y la mentira hay un mundo. Y en esa gran diferencia se juegan las elecciones del 4 de mayo. No es solo un modelo económico el que está en juego, hay mucho más. No solo elegimos entre socialismo/comunismo o libertad. No solo se juega la oportunidad de dar por terminado el ciclo político de Iglesias. Madrid se juega una forma de hacer política y un modelo de región. Se juega alcanzar su futuro. Los madrileños han aprendido que ese futuro tiene que pasar por quien lo garantiza con convicción y sin dudas: Isabel Díaz Ayuso.
Víctor Píriz Maya
Diputado por Badajoz
Grupo Popular