OPINIÓN
Venezuela y la conexión cubana
El chavismo es la encarnación perfecta de los que en los tiempos contemporáneos se conoce como un narco estado
El chavismo venezolano , dirigido por la cleptocracia que ahora encabeza Maduro, es la encarnación perfecta de los que en los tiempos contemporáneos se conoce como un narco estado: la combinación del latrocinio de la riqueza nacional aliado con el trafico de drogas que practican y alientan los mismos detentadores del poder. No es ninguna exageración calificar a Maduro y a sus conmilitones como delincuentes que deberían ser acusados ante el Tribunal Penal Internacional por sus fechorías y desmanes.
Esa realidad explica dos aspectos de la Venezuela chavista a los que quizás no se ha prestado suficientemente atención. Uno, el impulso terminal con que los responsables de la tragedia venezolana se aferran al poder, sabiendo que fuera de su maligno empleo solo les queda o la cárcel o la muerte. Y otro, directamente relacionado con el primero, la perfecta inutilidad que desde el principio tuvieron los esfuerzos, bien intencionados o no, para encontrar vías negociadas y pactadas al conflicto que enfrenta a la inmensa mayoría de los venezolanos con la podrida clique corrupta que desde hace diecinueve años se ha hecho con las vidas y con las haciendas de los ciudadanos. No hace falta señalar con el dedo para recordar que en esa dudosa compañía se encuentran políticos españoles, cualificados representantes de la curia vaticana y altos funcionarios del Departamento de Estado de EE.UU . Allá cada cual con su conciencia.
Pero en ese terrible panorama, al que es difícil encontrar una salida que no pase por un enfrentamiento sangriento de la voluntad popular contra la tiranía, pocos o ninguno son los que recuerdan lo evidente: la responsabilidad que corresponde a la Cuba castrista de lo que en Venezuela acontece. Esa colonización nefasta que la isla caribeña mantiene sobre la que fuera rica y democrática nación petrolífera está en la raíz de lo que ahora allí sucede. C uando se trata de recordar a Maduro sus obligaciones, bien harían unos y otros en hacer lo propio con aquel al que Maduro en última instancia obedece. Y que responde al nombre de Raúl Castro . Merecedor por cierto de tanto o más aislamiento del que ahora con justicia se practica con el gerifalte venezolano. Y quien quiera oír que oiga: los viajes a La Habana son tan poco aconsejables como los que se dirigen a Caracas.
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