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Proverbios morales

Universitats

Lo que no sería permisible en la calle se admite y disculpa en los campus

Jon Juaristi

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Hace ahora veinte años, nos reventaron a Françesc de Carreras y a mí una mesa redonda en la Universitat de Barcelona. Lanzaron botes de pintura amarilla sobre nuestras acompañantes y nos acribillaron con monedas, mecheros y pedruscos. Yo traté de partirle la crisma a uno ... de los atacantes con la base del micrófono, que me pareció lo bastante contundente para ello, pero me vi alzado en vilo por unos cuantos de los organizadores del acto al grito de «¡no los provoques, por favor!». Así y todo, el rector de entonces declaró que actos como el nuestro constituían una provocación. Una década después hicieron algo parecido con Arcadi Espada en la Universitat de Tarragona. O sea, que lo que les han montado a Cayetana Álvarez de Toledo y Maite Pagazaurtundúa en la Universitat Autònoma de Barcelona no es algo insólito en los campus cataláunicos, conocidos por su violencia contra propios y extraños desde los tiempos de Atila el Hunet.

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