Trump reaviva la llama en oriente

La dictadura de Irán es uno de los regímenes más despóticos del mundo, responsable de innumerables operaciones violentas y asesinatos, dentro y fuera de su territorio, y el general Qasim Suleimani ha sido el ejecutor directo de muchos de ellos. La acción represiva y retrógrada de la teocracia de los ayatolás mantiene sometidas a millones de personas, que ignoran qué es la libertad, mientras amenaza a los países democráticos de Europa con el proyecto confeso de dotarse de armamento nuclear. Sus últimas acciones directas, incluyendo la amenaza contra la Embajada norteamericana en Bagdad, son claramente reprobables e injustificadas. Después del reciente alarde de las maniobras navales entre Irán, Rusia y China, el asesinato de Suleimani puede desencadenar una grave catarata de turbulencias en toda la región. La Administración Trump ha reprochado constantemente a los socios de la OTAN su falta de entusiasmo a la hora de reforzar su participación en el esfuerzo militar colectivo, pero eso no se compensa con acciones unilaterales que entrañan escenarios en los que otras tropas aliadas pueden verse fatalmente involucradas.

Todos los esfuerzos de la Unión Europa por mantener viva la esperanza de una salida pacífica a la larga crisis con Irán han sido arrasados, como la vida de Suleimani, por más asesinatos que este cargase a sus espaldas. El resultado de este gesto por parte de Donald Trump ha sido unir a todos los sectores políticos y religiosos de Irán en un sentimiento de fanatismo nacionalista y, probablemente, hacer imposible la presencia militar occidental en Irak, incluyendo la de los soldados españoles, con lo que las esperanzas de estabilización en la zona se han desvanecido, de golpe y de manera unilateral. A la manera de Trump.