Editorial ABC
El toro, símbolo de libertad
Los toros regresan hoy a Palma y, con ellos, la grandeza de un festejo que, más allá de su valor cultural y artístico, se ha convertido en antorcha de libertad frente a nacionalistas y radicales
Los toros regresan hoy a Palma y, con ellos, la grandeza de un festejo que, más allá de su valor cultural y artístico, se ha convertido en antorcha de libertad frente a nacionalistas y radicales, decididos a borrar uno de los grandes símbolos asociados a la idea de España. Hoy se celebra en la plaza palmesana una corrida de grandes figuras para conmemorar el noventa aniversario del histórico Coliseo Balear, inaugurado en 1929, tras dos años de ausencia después de que el Gobierno regional de la socialista Francina Armengol -con el apoyo de Més y Podemos- tratara de prohibir la Fiesta por la puerta de atrás. El Tribunal Constitucional, sin embargo, tal y como hizo en su día en Cataluña, tumbó este dislate el pasado diciembre, cuyo objetivo no era otro que emplear la noble figura del toreo con fines electoralistas para atacar la identidad española bajo la excusa del maltrato animal.
Esta sentencia significó una nueva victoria del Estado de Derecho sobre la sinrazón de quienes pretenden imponer su voluntad al resto. Así, la vuelta de la tauromaquia a suelo balear representa hoy el triunfo de la libertad sobre la ignorancia y el sectarismo de unos pocos. Las furibundas críticas de los animalistas evidencian, por un lado, su profundo desconocimiento sobre una tradición que, además de garantizar la supervivencia del toro de lidia, genera una elevada riqueza económica y medioambiental, con unos 200.000 empleos asociados y 500.000 hectáreas de dehesas convertidas en joyas naturales. La prohibición que blanden los nacionalistas, por su parte, constituye un pilar más de su proyecto autoritario para avanzar en su utopía política mediante la eliminación de cualquier rastro vinculado a España, desde la lengua hasta los toros.