Testimonios del coronavirus

Carta de una médico a Sánchez: «¿Por qué solo ahora me considera un héroe?»

«El estado de la sanidad española es la que es porque no nos han considerado héroes hasta ahora con esta pandemia»

Médicos en un quirófano.

Ma. Teresa Angulo

Señor Presidente, soy médico con 25 años de experiencia en el Servicio Canario de Salud. Perdone antes que nada mi atrevimiento, la soledad del insomne hace crecer a los osados. Me dirijo a usted con el propósito de plantearle la siguiente pregunta: ¿Por qué solo ahora me considera un héroe?

Nos encontramos en la vorágine de una batalla impuesta, injustificada, y lo que es peor, sin armas. En ella soy soldado raso en las trincheras, y en este puesto asumo sus riesgos . Afortunadamente no presento factores de riesgo de complicaciones, no como otros sanitarios, sí vulnerables, pero igualmente soldados. Pero como toda guerra, tiene efectos colaterales. El riesgo de contagio salpica a mi familia , mi marido y yo estamos expuestos, mis hijos por tanto también; mi hermana, por compartir nuestra profesión, ya está infectada y aislada; mis padres, con múltiples patologías, están confinados solos por no poder compartir el aislamiento con sus hijos sanitarios, suerte que quedan otros que les provisionan de víveres.

Dada la situación excepcional, estoy viviendo situaciones excepcionalmente duras . Como estar de guardia, y tener que restringir visitas a un menor en fase terminal, hasta estar totalmente seguro de que no está contagiado, y luego, tras su fallecimiento, consolar a sus padres durante horas porque el servicio funerario se demora por la excesiva demanda actual.

En este momento se trabaja con un alto nivel de ansiedad , más del habitual. ¿Qué le voy a contar a usted? Si el virus se transmite de forma exponencial, la ansiedad debe seguir la misma fórmula matemática, a mayor nivel de responsabilidad mayor nivel de la misma, supongo. Trabajar día a día con ella nos está llevando a tener muchos conflictos con compañeros, a recibir amonestaciones gratuitas. En la calle se nos aplaude (enormemente agradecida por ello) y en el puesto de trabajo, en ocasiones, se nos culpabiliza y castiga por la ineficacia del sistema.

Debo conciliar mi trabajo con mi familia. Debo intentar supervisar la tarea escolar de mis hijos al llegar a casa, jugar con ellos, mimarlos, porque, ¿sabe una cosa, señor Sánchez? Además me siento culpable. Ellos no solo están expuestos a mayor riesgo de contagio, también sufren indirectamente mi estrés laboral, sufren mis horas en casa mermadas porque tengo que revisarme las últimas publicaciones, actualizaciones de protocolos… para poder ganar esta batalla. Y debo reconocer que, en este momento, no tengo capacidad física y anímica para tanto.

Estos días amigos y familiares están asustados, expectantes, y me solicitan ayuda e información. Sí, el médico tiene la labor de prevenir, curar, y si no, aliviar, pero también consolar. Aunque esté sufriendo inmensamente debo practicar contención emocional . Éste debe ser mi mensaje: “todo está controlado”, aunque esté llorando amargamente. Seguir recibiendo sus memes y reírme, aunque me esté muriendo de pena porque mañana será el 83 cumpleaños de mi padre y ninguno de sus hijos y nietos va ir a darle un beso.

Yo conozco minuto a minuto las visitas a Urgencias de mis amigos, de sus familias, me piden que esté a su lado, pero de mis pesadillas solo me entero yo. Dudo que le haya surgido alguna vez la pregunta pero, a mí sí me viene mucho a la cabeza, si mi labor también incluye consolar, ¿quién me consuela a mí? Pertenezco al gremio de los fuertes, de los que se nos presuponen herramientas para lidiar con todo tipo de emociones.

Al estar en primera línea de fuego, soy conocedora de los problemas de abastecimiento de material protector . Nos llaman héroes, pero no tenemos trajes que nos otorguen superpoderes, necesitamos que el Estado los busque y nos los proporcione, ¿le suena el problema?

Nuestros superiores, como todos, son novatos en pandemias virales como esta. Sé que ponen empeño en que salgamos indemnes de esto, pero llegamos tarde. No hemos sido previsores, presumimos de un Sistema Nacional de Salud envidiable, pero no, señor Sánchez, no estamos a la altura de las expectativas . Ni siquiera se ha sido capaz de contener la entrada del enemigo en mi región, que ya contaba con un aislamiento geográfico natural.

No es la primera vez que los sanitarios vivimos una pandemia, a partir de 2008 sufrimos la pandemia de recortes. Si en esta crisis sanitaria estamos arriesgando nuestra salud, en la crisis económica, y tras ella, también los sanitarios aportamos lo que nos pidieron. Parte de nuestro sueldo, sobrecarga asistencial por reducción de personal, hacer más con menos, contratos basura, altísimos índices de eventualidad. El estado de la sanidad española es la que es porque no nos han considerado héroes hasta ahora.

De ahí mi pregunta, Presidente, ¿por qué solo ahora? ¿Cree usted que antes no he estado expuesta a contagio de infecciones, sobrecarga emocional, problemas de conciliación familiar, dedicación de tiempo fuera de mi horario laboral a mi profesión? Usted, como mucha gente, ¿opina que era una privilegiada? Supongo que conoce la formación académica de un médico y sus obstáculos (obtener media para la carrera, seis años de muchas horas de estudio, preparación para el difícil examen MIR, formación residente con sueldo no proporcional a su responsabilidad). Pues bien, he trabajado duramente por llegar a estar aquí.

Cuando esto acabe, los que sobrevivan recordarán esta cruel vivencia pero, ¿se acordarán de los sanitarios? ¿Regresaremos a la retaguardia en las guerras de presupuestos? ¿Pasaremos a ser nuevamente héroes en la sombra? No contribuya a ello, se lo pido.

Si esta carta le llega, mantengo la esperanza de que quizás algún día pueda usted contestarme. Y si es así, confío en que mi equipo de protección oficial haya llegado a tiempo, que las redes sociales sigan su curso y así yo pueda llegar a leerla. Por si se cumple mi deseo, gracias de antemano. Y para quienes leen esta carta, no les pido que me aplaudan sino que ayuden a que llegue al destinatario, porque todos, antes, ahora y siempre, necesitamos una sanidad española de calidad.

* María Teresa Angulo Moreno es médica y vive en Las Palmas de Gran Canaria.

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