Luis Ventoso

«Superpredictores»

El libro de moda entre políticos anglosajones dice que los expertos aciertan como un chimpancé a los dardos

Luis Ventoso

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Algunos de nuestros presidenciables tienen como lectura de cabecera la prensa balompédica, o el «guasap» (y así les va). Pero siempre han existido libros de referencia para los estadistas. El más recurrente es «El Príncipe» de Maquiavelo. En esta década ha triunfado «El arte de la guerra», de Sun Tzu, los aforismos de un general chino de antes de Cristo, que ahora se venden para yuppies en los aeropuertos: «Cóbreme los chicles y el Sun Tzu». Para quienes prefieran algo rocoso, siempre quedará Von Clausewitz, claro.

Como sabrán, varios de sus ministros le han hecho la cama a Cameron ante el referéndum europeo. Los más ilustres rebeldes son su amigo personal Gove, sinuoso e inteligente ministro de Justicia, y el divertido Boris, el alcalde de Londres. Antes de abrazar el «Brexit», ambos se reunieron a conspirar en la dacha de Boris al norte de Londres. Pero al salir, a Gove lo pillaron los paparazi. Seguramente se lo esperaba, pues portaba un maletín del que emergía oportunamente el libro de moda entre los políticos anglosajones: «Superforecasting: el arte y la ciencia de la predicción», de Philip E. Tetlock. El autor es un profesor canadiense afincado en Estados Unidos, que cursó Políticas y Psicología y se ha especializado en estudiar la fiabilidad de los pronósticos y cómo se construyen.

En Estados Unidos se organizan torneos de predicción, donde se plantean variadas cuestiones geopolíticas: ¿Invadirá Ucrania el fogoso Vladimiro? ¿Recortarán los saudíes su producción de petróleo? ¿Habrá otra crisis económica? Chequeando los resultados de las pruebas celebradas entre 1984 y 2004, Tetlock extrajo esta interesante conclusión: «El nivel de acierto de los grandes expertos está en la media de un chimpancé lanzando dardos».

En su libro, Tetlock cuenta que la mayoría de los que resultaron auténticos «superpredictores» no eran especialistas, sino personas curiosas, abiertas e inteligentes y con una simple conexión a internet. Mientras analistas de la CIA y gurús de la bolsa patinaban clamorosamente, el estudioso se encontró con que una ama de casa, un obrero fabril en paro o un matemático algo friki obtenían altos niveles de acierto en sus pronósticos sobre cuestiones de apariencia técnica. Esos superpredictores no eran genios con un coeficiente intelectual fuera de lo común, aunque sí personas con buena cabeza. La clave de su éxito era otra: su humildad, pues estaban dispuestos a aprender de sus errores y a modificar sus puntos de vista a tenor de los hechos; y su flexibilidad, porque no partían de dogmas preconcebidos.

Siguiendo el ejemplo del filósofo liberal Isaiah Berlin, el profesor Tetlock cree que las personas nos dividimos en zorros y erizos con púas. Los erizos contemplan el mundo con una o dos ideas fijas. El zorro cree que la realidad es demasiado compleja como para encerrarla en un eslogan y se adaptan. Optimista, Tetlock cree que si abrimos la cabeza podemos aprender a hacer mejores pronósticos.

Mariano, Albert, Pedro y Pablito. ¿Quiénes son zorros y erizos? Por mi parte, me sumo a los peludos chimpancés de los dardos. Lo confieso: a estas horas, ni puñetera idea de quién gobernará España.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación