Editorial ABC
Los socios de Sánchez pasan al cobro
Al PNV ya ni siquiera le valen el nuevo aluvión de transferencias prometidas por Sánchez, ahora le pide revisar el «modelo de Estado». Mientras, Podemos le exige un referédum separatista
Sin esperar a la campaña electoral, ni a negociaciones poselectorales, la coalición de la moción de censura contra Rajoy se ha convertido ya en la candidatura de Sánchez para la Presidencia del Gobierno. Los socios ya le están poniendo precio. Y muy claramente. Ayer el presidente del PNV, Andoni Ortúzar, lo dejó claro: el precio de los nacionalistas vascos será la revisión del «modelo de Estado» en España. Tan crecidos están que no tienen empacho en reconocer ante las cámaras de televisión que, como plantear eso en la campaña es delicado, se hará después de votar. De nuevo la ocultación, otra vez la trampa y la mentira. Y lo hacen mostrando con igual impudicia los precios que cada cual sabe que puede obtener por prestar apoyo al líder socialista.
Ya hablábamos ayer en estas páginas del desastre que suponía que Sánchez aceptase el «voto indigno» de los proetaras de Bildu. Resulta casi obsceno, ver a Otegui ufanándose de haber salvado los «decretazos» y de cómo en la víspera le llamaban con insistencia los socialistas para rogarle el apoyo. A partir del momento en que el PSOE acepte el apoyo de Otegi -ya aceptó los votos manchados de sangre que le dio Bildu en la moción de censura-, todo lo demás es cuestión menor. Los separatistas catalanes, por su parte, tienen la oferta oculta de los socialistas -en forma de «lapsus» de Miquel Iceta- de un referéndum con mayoría y plazo, al que se llegaría previos el indulto de los posibles condenados en el juicio del 1-O y la normalización del lenguaje separatista -conflicto, diálogo, solución pactada, votación en Cataluña, estatuto soberanista-. El «no» de los nacionalistas catalanes a los presupuestos generales fue más por táctica que por estrategia.
Y en este panorama, Podemos también ayer puso negro sobre blanco sus precios e intenciones, incluyendo el derecho a la autodeterminación en su programa electoral, para que no haya dudas, mientras Pablo Iglesias se postula como ministro del Interior de un futuro Ejecutivo de Sánchez. Con un poco de retrospección, nada de esto debería sorprender a nadie. Desde 2003, el plan del PSOE ha sido derogar el pacto de 1978, alentar la memoria revanchista y pasar a una etapa constituyente contra la derecha. Sus aliados, entonces y ahora, no podían ser otros que los de la moción de censura y de los «decretos sociales». El votante socialista ya sabe que votará exactamente esto: la coalición del PSOE con todos aquellos que quieren arruinar la democracia constitucional española.