Los socios de Sánchez, contra España
Mientras el PNV cierra con Bildu una declaración parlamentaria injuriosa con el orden constitucional, los socialistas callan y mantienen el pacto de gobierno con Urkullu
Los socios de Pedro Sánchez en la moción de censura que le llevó a La Moncloa están preparando el 40 aniversario de la Constitución con una catarata de insultos a España y a la Carta Magna. El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE permanece impasible ante estas agresiones al orden constitucional con tal de permanecer en el poder. No le importa que el Partido Nacionalista Vasco y la formación proeatarra Bildu hayan forzado al Parlamento de Vitoria a declarar que la Constitución no tiene legitimidad en el País Vasco o que la unidad nacional de España tiene una base antidemocrática e «históricamente falsa». Por su parte, el presidente de la Generalitat y acompañante de Sánchez en paseos por La Moncloa, Quim Torra, ha dirigido cartas a diversas instituciones del Estado en las que afirma que la Constitución se ha convertido en «una prisión para la libertad de expresión y para la capacidad de decidir de los ciudadanos».
El PSOE traga ruedas de molino a cambio de retener el poder. Los nacionalistas están crecidos ante la inmoralidad política del socialismo español, que cada día les regala un motivo más para mantener a Sánchez en La Moncloa, su hombre de confianza en el corazón del Estado. Mientras el PNV cierra con Bildu una declaración parlamentaria injuriosa con el orden constitucional, los socialistas callan y mantienen el pacto de gobierno con Urkullu, satisfecho de poder manejarse a dos bandas, socialistas a una y proetarras a otra, sin que el PSE se dé por aludido. Y debería darse porque la historia es cíclica y, aunque ETA no mata, ETA se reconoce en el documento aprobado por PNV y Bildu, en la medida en que crea el discurso político necesario para legitimar su terrorismo. Es una versión táctica del Pacto de Estella firmado hace 20 años con la diferencia de que esta vez el socialismo no ha tenido la dignidad de romper el pacto de gobierno con el PNV. Los nacionalismos siempre se unen en lo importante y ahora lo importante es, por un lado, legitimar a ETA para que la causa independentista no se ensucie con la sangre de las víctimas y, por otro, mantener vivo el conflicto con el Estado para avanzar en la senda soberanista del nuevo Estatuto. Mientras el socialismo permanezca de palmero, el PNV y Bildu sólo tienen ganancias.
Torra no tiene motivos para hacer un diagnóstico distinto al de su colega Urkullu. Sin rectificar un ápice su estrategia separatista, se encuentra con un regalo tras otro, como el monopolio lingüístico en la educación o la insistente oferta de Pedro Sánchez de premiar su incompetencia gestora con más dinero público a cambio de sus votos a los presupuestos generales del Estado. La respuesta es decir de la Constitución que es una prisión. Y estos son los socios del presidente del Gobierno de España.