EDITORIAL
Los socios del PSOE atacan a Llarena
A nadie debe extrañar que Podemos , el PDECat y ERC estén criticando a Pedro Sánchez por sostener ahora que la defensa jurídica del magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena frente al ataque de Carles Puigdemont en Bélgica «no es una cuestión privada, sino de Estado». En los tres casos, se trata de partidos sin ningún criterio constructivo del Estado, sin sentido institucional alguno, y con una evidente carencia de valores democráticos. De hecho, son partidos de maneras autoritarias que promueven la ruptura de España y la implantación de un nuevo sistema político fundamentado en la erradicación de todo lo bueno que supuso la Transición, la desaparición de la monarquía parlamentaria, la manipulación de la historia y la superación de la nación española. Lo extraño es que Pedro Sánchez se haya apoyado en esos partidos para ser presidente del Gobierno, porque objetivamente el PSOE se equivocaría fomentando una cínica equidistancia entre separatistas y constitucionalistas.
Por eso es un acierto la contundente rectificación pública que ha hecho Sánchez de su ministra de Justicia, que se había opuesto a defender a Llarena. Sánchez tiene la obligación moral de hacer una defensa a ultranza del magistrado porque no es el simple instructor de una causa penal, sino el rostro de nuestro sistema jurídico de principios, valores y leyes frente a unos golpistas huidos que mienten hasta en la traducción de sus escritos . Sánchez debería replantearse su dependencia de este tipo de partidos y convocar elecciones generales, porque el PSOE no es como ellos. El error de dejar a Llarena indefenso parece haberse subsanado, pero para ser más creíble debería desmarcarse de los partidos que atacan la democracia.
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