Hughes - Vandalismo para revisar la Historia
Un síndrome occidental
La estatua de Junípero Serra apareció decapitada en Santa Bárbara
La estatua de Junípero Serra apareció decapitada en Santa Bárbara. Con motivo de su canonización ya le habían escrito encima la palabra «genocida» , sin tener en cuenta las preocupaciones del fraile por los derechos de los indios.
California es católica por él, y a nosotros nos concierne por español, pero esto forma parte de algo mayor. Trascendió la retirada de la estatua del general Lee y otros confederados durante el verano. Todo rastro histórico de supremacismo sería revisado. El alcalde Di Blasio creó una comisión para valorar los monumentos de NY que celebraran «delitos de odio». Los límites son difíciles de trazar por una comisión y hace dos días atacaron la estatua de Colón en Central Park .
La iconoclasia política es habitual desde la Revolución Francesa; no es una cosa que haya inventado Daesh. Para algunos la historia no es erigir monumentos, sino derribarlos. Este es un acto marginal, pero la ideología que subyace sí es hegemónica en los campus y medios norteamericanos. Hegemonía es la palabra. Nos hace pensar en Gramsci y en el postmarxismo: el comunismo desapareció –salvo en su versión narco– pero quedó latente su influencia cultural.
El liberalismo en un sentido amplio, es decir, lo común al demócrata yanqui, al socialdemócrata nórdico, al laborista inglés, al izquierdista mediterráneo o incluso al popular y conservador europeo, no está libre de ello. El valor supremo del viejo liberalismo era la libertad; ahora prima la justicia social y el individualismo se hace identitario y reivindicativo. Esta subversión de los valores liberales se percibe en un monumento: la Estatua de la Libertad, interpretada cada vez más como estatua de la Igualdad, faro migratorio, diosa del derecho a la movilidad y por ello inatacable.
¿Llegará esto a España? Quizás en los toros (Tordesillas, batalla cultural) o en la ideología de género que ya informa el ordenamiento. Problema de razas decimos no tener, pero las «minorías territoriales» a veces asumieron ese papel.
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