Editorial ABC

Servicio público y servilismo político

El uso partidista de las instituciones ha contado en estos últimos meses con dos herramientas excepcionales, el CIS y RTVE, terminales de la manipulación de la opinión pública

ABC

La imagen del director del Centro de Investigaciones Sociológicas en los platós de Televisión Española -donde ayer dio una clase magistral de propaganda política y pontificó sobre la condición derechista de los partidos a los que castiga en sus encuestas- representa una de las mejores representaciones gráficas del uso que el Gobierno de Pedro Sánchez hace de las instituciones y organismos públicos, en este caso con la circunstancia agravante de la naturaleza del CIS y RTVE, medios de opinión que el Ejecutivo socialista no ha dudado en manejar en su propio interés. Un día después de que el centro que dirige Tezanos publicase un barómetro electoral diseñado a la medida del PSOE -ahora presentado como un partido moderado que supuestamente aglutina ya al 33,3 por ciento de los votantes- ayer fueron los datos de audiencia de febrero los que confirmaron el creciente descrédito que sufre la emisora pública. Tras situarse en enero por debajo del umbral del 10 por ciento, La 1 de TVE redujo su cuota hasta el 9,6 por ciento, cifra que refleja el progresivo declive de una cadena que hasta la llegada de Sánchez a La Moncloa mantuvo el liderazgo informativo en televisión y cuyos telediarios son hoy evitados por el gran público. Los datos difundidos ayer ponen de manifiesto el grave daño infligido por el Ejecutivo a un ente público que, como el CIS, ha utilizado en provecho propio. Ya no se escuchan las voces de protesta de aquel sectario «consejo de informativos» que, vestido de negro, denunciaba la manipulación en los tiempos de Rajoy. Ahora es la audiencia la que da la espalda a la señal de una emisora que se financia con el dinero de todos y que, sin embargo, da servicio a quien la utiliza para su exclusivo provecho.

No fue casual que la toma de RTVE fuese la primera medida anunciada y adoptada por el Gobierno de Sánchez, ni que un miembro de la Ejecutiva socialista pasase a dirigir el CIS, dos organismos cuyo servicio público ha dado paso al servilismo político. La utilización partidista de las instituciones -que ayer siguió con un nuevo mitin de Carmen Calvo en La Moncloa, donde ahora se celebran unos viernes electorales que son una genuina tómbola de premios con cargo al presupuesto- ha contado en estos últimos meses con dos herramientas excepcionales, terminales de la manipulación de la opinión pública que el Gobierno ha ejercido para tratar de vender su mercancía política. Mientras RTVE se esfuerza en trasladar la idea de un PSOE centrado, ajeno al radicalismo antisistema con el que ha logrado sobrevivir estos meses, el CIS insiste en disparar la intención de voto de las listas de Pedro Sánchez, caballo ganador al que subirse a la carrera. Uno y otro organismo trabajan en la misma dirección y contra el interés general de los contribuyentes que pagan sus estudios y columnas de opinión.

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