EDITORIAL
Sentencias claras sin populismo
La Sala Tercera del Tribunal Supremo no pudo finalizar ayer su pleno convocado para decidir qué hacer con el cambio de doctrina sobre el impuesto de Actos Jurídicos Documentados en los préstamos hipotecarios. El aspecto técnico de la cuestión palidece frente a la polémica suscitada en la propia Sala Tercera y al oportunismo político que se ha desatado para condicionar a los magistrados con más dosis de populismo judicial. La presión de la izquierda y de determinados sectores sociales solo admite como justa una decisión que obligue a los bancos a pagar el impuesto, como si este caso judicial formara parte de una agenda política que usa la Justicia como palanca de cambio, al margen de lo que sea correcto a la luz de la ley. Los bancos no son solo sus consejeros y directivos, también sus millones de accionistas y las pequeñas y medianas empresas que necesitan financiación para sus negocios. Los mensajes demagógicos de la izquierda contra la banca son tan desfasados como inútiles, porque siguen anclados en una visión rancia anticapitalista. Los excesos y abusos de la banca, que los ha habido, se han ido corrigiendo por los tribunales de Justicia, incluso europeos, hasta conformar un sistema financiero mucho más supervisado a través del control judicial de las cláusulas abusivas o no transparentes.
Para evitar que ese mensaje populista, que ya ha asomado en algunas doctrinas judiciales, arraigue aún más en la sociedad, la Sala Tercera del TS debe responder a la polémica generada con celeridad y sin equívocos. La celebración del pleno que ayer se inició era tan necesaria que solo cabe reprochar que no haya tenido lugar antes. Los conflictos personales entre magistrados son irrelevantes ante el interés general que les corresponde cuidar con sus decisiones. Sentencias claras, y no polémicas innecesarias, es lo que demandan los ciudadanos y las empresas.