Segunda ola, los mismos errores

El triunfalismo con que el Gobierno dio por zanjada su batalla contra el Covid-19, las ovaciones con que los diputados socialistas y los ministros del Ejecutivo obsequiaron a Pedro Sánchez, la ocultación calculada y sistemática de los rigores sanitarios y funerarios provocados por la enfermedad, la negación del alcance real de la mortalidad registrada en España desde el pasado marzo o el desenfado -a menudo hiriente- con que Fernando Simón relata en televisión el desarrollo de esta crisis son solo algunos de los factores que han contribuido a la relajación social que en las últimas semanas ha agravado la segunda ola de la pandemia que azota a nuestro país. ABC vuelve hoy a mostrar el rostro de las víctimas del coronavirus, ignoradas de forma recurrente e interesada en un debate cuya politización -rentable para un Gobierno que cultiva la polarización- ha terminado por desvirtuarlo y situarlo en la esfera de los números manipulados, el caos normativo, la asimetría territorial, la arbitrariedad ejecutiva, el silencio, la contradicción, el autoritarismo y la improvisación, verdaderas señas de identidad de la gestión de esta crisis. La desconfianza y la indefensión son absolutas.

Como ningún otro país de Europa, España se enfrenta a un recrudecimiento de la pandemia que, como ya sucedió en marzo, ha vuelto a coger al Gobierno de Pedro Sánchez pendiente de su propia agenda de «progreso». Superado por la realidad, el Ejecutivo tiene otra oportunidad, tardía para los miles de muertos que ya se han quedado atrás, para cerrar de una vez su manual de propaganda, reconocer e identificar sus errores, proyectar a la opinión pública la gravedad y las consecuencias de la amenaza del Covid-19 y compartir con la sociedad la humildad y la compasión que le han faltado durante todo este tiempo.