Editorial ABC
La segunda ola desborda al SEPE
La nula capacidad de reacción del Gobierno ante el Covid-19 ya situó a España como modelo negativo para el mundo, situación que se repite siete meses después del comienzo de esta crisis para decenas de miles de trabajadores
Si el mayor problema estructural de la economía española -del que se deriva el resto- es desde hace décadas el desempleo, la incapacidad de la Administración para gestionar las prestaciones de quienes se quedan sin trabajo puede convertirse en una bomba de relojería para la cobertura de miles de familias, justo cuando el Gobierno exhibe con orgullo su «escudo social». Según se amplían las restricciones en esta segunda ola de la pandemia, los negocios cierran -especialmente en la hostelería y los sectores que la surten- y se incrementa el número de trabajadores afectados por los ERTE. Atascado desde la pasada primavera, cuando el Covid-19 forzó el cierre de las empresas, el SEPE es un embudo, cada vez más congestionado, que asfixia a miles de empleados, víctimas de la crisis y también de la deficiente gestión, ya cronificada, del Ministerio de Trabajo. Cuando aún queda pendiente la tramitación de unos 100.000 expedientes de los ERTE de la primera ola de la pandemia, son ya muchos los pequeños empresarios que vuelven a recurrir a esta figura laboral para tratar de capear el temporal de los nuevos cierres. La indigestión del Servicio Público de Empleo Estatal se agrava, más aún cuando el Ministerio de Sanidad amaga con un nuevo plan de restricciones que va a golpear con dureza al comercio y a aumentar la cifra de quienes necesitan una prestación. Sin perspectivas de mejora económica, el paro asoma en el horizonte, pero las oficinas de empleo, desbordadas, comienzan a dar cita para dentro de tres meses, un 2021 que va a poner a prueba la resistencia de nuestro estado de bienestar. La nula capacidad de reacción del Gobierno ante el Covid-19 ya situó a España como modelo negativo para el mundo, situación que se repite siete meses después del comienzo de esta crisis para decenas de miles de trabajadores, afectados por los ERTE, por los despidos y por la falta de reflejos del departamento que dirige Yolanda Díaz. Son muchos los que ya se han quedado atrás.