tribuna abierta

Ucrania y el Sahara

Cuesta entender cómo Pedro Sánchez condena la invasión rusa de Ucrania, pero reconoce la de Marruecos en el Sahara

Sandra Palacios

Ya han pasado 46 años desde aquel acuerdo entre el PSOE y el Frente Polisario en el que los socialistas lo reconocían como el único y legítimo representante del pueblo saharaui y apoyaban su independencia. ¿Quién diría que estamos ante el mismo partido que entonces capitaneaba Felipe González? Y es que cuesta entender cómo Pedro Sánchez condena la invasión rusa de Ucrania, pero reconoce la de Marruecos en el Sahara.

El presidente del Gobierno achaca este ‘volantazo’ a la mejora de las relaciones diplomáticas con el país alauí, que al parecer preparaba otro envío masivo de inmigrantes a territorio español. También habría que tener en cuenta la pesca, ya que Marruecos podría prohibir que buques pesqueros españoles faenen en sus aguas y esto implicaría grandes pérdidas económicas para nuestro país. Sin embargo, ceder a este tipo de chantajes solo muestra la debilidad de un presidente incapaz de resolver un conflicto de tal envergadura. Este cambio de opinión ha generado malestar en Argelia, país enfrentado con Marruecos históricamente por querer ser la principal potencia del Magreb. Argelia era nuestro principal suministrador de gas hasta que estalló la guerra en Ucrania; ahora es Estados Unidos. Quizás, esta menor dependencia del gas argelino haya hecho al Gobierno despreocuparse de su reacción. Además hay que recordar que el país norteamericano reconoció la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, pues buscaba que Marruecos apoyara a Israel y lo reconociera como Estado. Por lo que tampoco tiene sentido que condene el plan de Putin; el fin es el mismo, pero con diferentes medios: seguir colonizando territorios más débiles armamentísticamente. El interés por el Sahara es muy antiguo. A pesar de que ya se conocía la riqueza pesquera de sus costas, en 1947 se descubrieron grandes yacimientos de fosfatos en la región de Bucraa, junto con petróleo, hierro y gas, que hicieron que fuera calificado como la zona más rica de todo el Magreb. La mina de Bucraa, explotada actualmente por Marruecos, produce alrededor de 30 millones de toneladas de fosfatos cada año y genera más de mil millones de dólares al año, lo que ha convertido al país alauí en uno de los principales exportadores mundiales de esta materia prima. A este dinero hay que sumarle los enormes caladeros de pesca de las aguas saharauis, con el que Marruecos se lleva más de 50 millones de euros cada año. Por todo ello, no va a dejar escapar este territorio.

Una de las claves de este conflicto es que la ONU considera todavía al Sahara Occidental un territorio no autónomo pendiente de descolonización y a España la potencia administradora. Esto se debe a que no está permitido transferir de una metrópoli a otra el control de un territorio colonizado sin contar con la opinión de su población. Por este motivo, la ONU establece que es España quien tiene que llevar a cabo ese proceso de descolonización mediante un referéndum, algo que Sánchez ha ignorado siguiendo su característico mandato absolutista.

Sandra Palacios es periodista

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