Editorial ABC
Sánchez y el virus de la desconfianza
El Gobierno ha estado más pendiente de la propaganda que de establecer de forma clara y racional un paquete de medidas de prevención y contención del Covid-19
![Sánchez y el virus de la desconfianza](https://s3.abcstatics.com/media/opinion/2020/10/04/sanchez-espana-puede-kPfF--1200x630@abc.jpg)
No es casual, ni siquiera coyuntural, que la clase política aparezca de forma reiterada en la relación de los mayores problemas para la opinión pública. La desconfianza en partidos e instituciones, como elemento disgregador de nuestro sistema, se ha visto acrecentada en los últimos meses por la pésima gestión de la pandemia por parte del Gobierno, más pendiente de la épica y la propaganda que de coordinar y establecer, de forma clara y racional, un paquete de medidas de prevención y contención que ya falló el pasado marzo y vuelve a mostrar sus carencias y despropósitos en esta segunda ola de la enfermedad. El barómetro sanitario que hoy publica ABC no solo pone de manifiesto la creciente preocupación de la sociedad española por el desplome económico derivado de esta plaga, sino -en la misma proporción, hasta rozar el 80 por ciento- su inquietud por la situación política, tensada por la radicalidad del Ejecutivo y sus socios e inoperante ante los desafíos que afronta la nación. Que más de un 70 por ciento de la población considere que la cifra real de fallecidos por el Covid-19 es superior a la que difunde el Gobierno, o que tres cuartas partes de los encuestados teman que el número de infectados se vaya a disparar en los próximos días, representa la respuesta a la desconfianza que el propio Ejecutivo se ha encargado de cultivar con sus arbitrariedades, improvisaciones y estrategias de ocultación, más lesivas según pasan los meses y se cronifican.
La imposición de restricciones a Madrid desde el pasado viernes -sin otro criterio que el partidista, diseñadas a la medida de la comunidad autónoma que, muy castigada por el virus, el Gobierno eligió en marzo para satanizar las políticas liberales del centro-derecha y relativizar su responsabilidad en la tragedia que vivía el conjunto de España- ha sido la última maniobra de distracción diseñada por La Moncloa. Mientras la sociedad se enfrenta a una segunda ola pandémica que Sánchez no supo ver cuando de forma precipitada y calculada cantó victoria sobre la enfermedad, el Gobierno acorrala al poder judicial, cede a las demandas antisistema de sus socios separatistas, agrede de forma sistemática a la Corona, polariza a la opinión pública e inhabilita a la oposición como interlocutor para cualquier reconstrucción. El cierre de Madrid es la tapadera, el problema para ocultar el gran problema. Los esperanzadores resultados provisionales de las medidas adoptadas por el Ejecutivo regional hace dos semanas demuestran la artificialidad del enfrentamiento diseñado por el Gobierno para someter a Madrid y, como también refleja el barómetro de GAD3, hacer del pulso político -con la derecha liberal, no con el independentismo- la mejor manera de dilapidar las energías que aún conserva España.