A Sánchez no le gusta el humor negro
Para el Gobierno, esa frontera es puramente ideológica, y sectaria
Un chiste de dudoso gusto y con muchos años a sus espaldas -en esta ocasión adaptado a la figura del presidente del Gobierno y reproducido en las redes sociales por el Partido Popular- puso ayer de manifiesto la hipocresía con que se maneja el Ejecutivo socialista por la vida pública. Pese a que el PP no tardó en retirar el vídeo de la controversia y a disculparse por su publicación, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, no tardó en mover los hilos para que la ministra de Justicia, Dolores Delgado, trasladase a la Fiscalía General del Estado el contenido del retuit del PP. El mismo Ejecutivo que salió en defensa del rapero Valtonic -condenado por el Supremo y fugado de la Justicia- por las más graves amenazas y por hacer apología del terrorismo, muestra ahora su hipersensibilidad hacia un viejo chiste macabro que, eso sí, el PP cometió la torpeza de amplificar. El mismo Gobierno que trata de ampliar los márgenes de la libertad de expresión al dar barra libre a quienes quieran injuriar al Rey y a los símbolos nacionales se rasga ahora las vestiduras por una pieza de humor negro que, a estas alturas, no deja de ser una reliquia de la inocencia con que antes de la irrupción de las redes sociales se hacía mofa del poder. Tiene Sánchez la piel muy fina, y una doble de vara de medir cada vez más desproporcionada.
El Gobierno tiene a su disposición, sentados en la misma mesa que convoca para «normalizar» España, a quienes sin asomo de humor, negro o de cualquier otro color, atentan contra la propia integridad de la nación y a diario ponen en jaque su sistema democrático. La Fiscalía General, sin embargo, está para actuar contra la oposición. La libertad de expresión, como cualquier otro derecho, tiene límites. Para el Gobierno, esa frontera es puramente ideológica, y sectaria.