Editorial ABC

Sánchez no se cansa de reincidir en el amiguismo

Tan escandaloso es que Sánchez eluda los criterios de mérito para privilegiar con envidiables sueldos públicos a su pandilla de juventud, como la desfachatez con que lo hace

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Se ha convertido en algo tan habitual informar de que Pedro Sánchez ha transformado La Moncloa en una «agencia de colocación» de amistades y familiares, que cualquier novedad, como el caso que revela hoy ABC respecto a la esposa de su mejor amigo, enchufada con un generoso sueldo, tiene casi menos relevancia que la impunidad con que actúa el presidente. Tan escandaloso es que Sánchez eluda los criterios de mérito para privilegiar con envidiables sueldos públicos a su pandilla de juventud, como la desfachatez con que lo hace. Incurre en un enchufismo tan burdo, que resulta sorprendente que una democracia carezca de instrumentos para evitar tanto abuso. El nepotismo ya no tiene secretos para él, y si no ocurrió nada en España por plagiar su tesis doctoral, ni ahora con su mujer dirigiendo una cátedra sin capacitación académica para ello, ¿por qué iba a ocurrir copando la Administración con allegados? Eso sí es un «escudo social». Cuando dijo que nadie quedaría atrás, debía referirse a sus amigos.

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