En primera fila
Nación capaz de milagros
Hoy todos somos grandes de España, desde el último recién nacido hasta el más anciano

A través de la ventana observo cómo se acerca la mancha gris de la tormenta que se cierne sobre Madrid. Los rayos agrietan un cielo que retumba como si la bóveda de la que cuelgan las nubes fuera a desmoronarse. Como en tantas generaciones desde ... las misiones de San Pablo, habrá quien sienta que vive en los últimos días y leerá el cielo como una señal de lo que está por venir. El primer jinete del Apocalipsis ha resultado ser microscópico, pero avanza más rápido que si montara un corcel.
Quizás los próximos días las cifras de muertes nos devasten por dentro. Quizás conoceremos tragedias que nos romperán el alma en tantos pedazos que nos parecerá imposible volver a recomponerlos. Quizás nuestra moral se vea puesta a prueba. Quizás incluso haya momentos en que nos falten algunos suministros y provisiones.
Quizás cuando venzamos a este despiadado enemigo volverán las agonías a final de mes. Quizás ya no tendremos abuelos que sostengan a las familias desamparadas. Quizás, esta vez, tengamos los corazones rotos.
Tendremos que hacer duelo por todo lo que se llevará este jinete microscópico.
Por los seres queridos, por aquellos a los que solo vimos una vez e incluso por los desconocidos. Pero les recordaremos para siempre.
Por la creída invulnerabilidad de nuestra sociedad. Pero nos hará más fuertes saber que seguimos siendo débiles.
Por nuestra desmedida individualidad. Pero nos hará mejores reconocer nuestra dependencia de los otros.
La memoria no la despediremos. Esa nos la guardaremos por quienes perderán la vida porque no se tomaron medidas a tiempo. Unidad no puede ser nunca sinónimo de olvidar. Nadie puede pedir tal cosa. Nunca puede reconstruirse un verdadero mañana sobre la amnesia del ayer.
Con estas mimbres, España volverá a levantarse. Somos una nación capaz de milagros. Paso a paso, metro a metro, cargaremos nuestro dolor y nuestras angosturas hasta dejar atrás este difícil camino. No sé de dónde, pero sacaremos las fuerzas. No sé cómo, pero encontraremos el humor para romper la tristeza. No sé de qué modo, pero venceremos el miedo y mantendremos la calma.
Lo haremos por nuestros hijos, para darles la mejor oportunidad posible. Lo haremos por nosotros, para seguir encarando la vida, por esos proyectos que hoy se nos escapan entre los dedos pero que algún día recuperaremos. Lo haremos por nuestros padres, por nuestros abuelos y por los que les precedieron, para no derramar sus sacrificios. También es la hora de rendir tributo a todas las generaciones que nos trajeron hasta aquí.
Hoy todos somos grandes de España, desde el último recién nacido hasta el más anciano. Gigantes de España los que arriesgan su salud cada día para que mantengamos la nuestra. Grandes de España los confinados porque su sacrificada libertad salva miles de vidas cada día.
Mientras escribía estas palabras, la luz del sol se ha colado entre las nubes, avivando los verdes y amarillos de los árboles y dibujando dos espectaculares arcos de colores sobre las nubes. Según cuenta el génesis, el fenómeno le servía a Dios para recordar su promesa de no repetir el diluvio. Cuando los españoles salgamos del arca tendremos la responsabilidad de construir una sociedad mejor para evitar que se repita una catástrofe como esta. Podemos hacerlo. Somos una nación capaz de milagros.
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