Mira qué bien le va sola
Es triste decirlo pero la Unión Europea funciona mejor desde que se fue Reino Unido

Ursula von der Leyen no mencionó el Brexit en su discurso sobre el estado de la Unión Europea el miércoles. Debió de pensar que no hace falta hacer sangre. Las imágenes que llegan desde Reino Unido hablan por sí solas: fruta que se pudre en ... el campo sin nadie que la recoja, estanterías vacías en los supermercados, existencias bajo mínimos en los almacenes, o camiones de transporte aparcados por falta de conductores. Aún así von der Leyen podría haber realizado un alegato sobre cómo la Unión Europea ha superado lo que muchos intentaron que fuera el principio de su fin. O haber lanzado advertencias a los movimientos antieuropeístas. Pero lo cierto es que tampoco hace falta.
La UE siente hacia el Reino Unido algo así como Ana Guerra en su canción ‘Ni la hora’. Extrapolando la letra, los británicos afrontaron la separación pensando que la Unión viviría esperándoles, que llegado el momento Londres podría decidir la hora y el día para volver, que Europa necesitaba más de ellos. Pero resulta que a Bruselas le va muy bien sola y que olvidar la relación fue más fácil de lo esperado.
Europa ha salido políticamente reforzada de la crisis del coronavirus. Su estrategia ante las vacunas ha demostrado ser más exitosa que la de Estados Unidos o Reino Unido, a los que hoy supera en porcentaje de ciudadanos protegidos. Y ha afrontado la debacle económica articulando un fondo de inversiones que supera al plan Marshall, en un tiempo récord para los calendarios europeos. La gestión ha sido muy complicada, ha incluido momentos de crisis y ha requerido esfuerzos ingentes, pero arroja un relato de éxito porque se afrontó desde la idea de la unidad.
Es triste decirlo pero con Reino Unido dentro, esta historia de superación probablemente no hubiera sido posible. Los británicos habrían puesto mil y un obstáculos a que Bruselas centralizara la compra de vacunas o a la creación de los fondos Next Generation. Si algo ha demostrado la pandemia, es que la Unión funciona mejor desde que el Brexit sacó a los políticos ingleses de las instituciones europeas. Los nuevos desafíos planteados ahora por von der Leyen, como poner en marcha una Europa de la defensa o construir un pacto migratorio, también serían pura ensoñación si no se hubiera producido la ruptura.
No es de extrañar que en el Parlamento Europeo contesten con un ‘vade retro’ a aquel que plantea si Reino Unido podría reingresar, aunque sea a largo plazo. La única vía de integración contemplable a futuro es económica, reducida a la Asociación Europea de Libre Comercio, a semejanza del modelo noruego. Y este camino quizás nunca llegue a recorrerse. La relación entre la Unión y Londres está hoy tan destrozada como tras cualquier mal divorcio, y la incógnita es si se estabilizará o seguirá degradándose. O, como canta Ana Guerra, si llegará el momento en que aunque el Reino Unido lo pida, Europa no le dé ni la hora.
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