Editorial ABC
Sánchez se deja extorsionar
El «conflicto político con el Estado» de Cataluña es el punto de partida de una negociación tan vergonzante para el PSOE como lesiva para el Estado de Derecho

Los militantes del PSOE, a lo largo de toda la jornada, y de Unidas Podemos, que tendrán de plazo hasta este miércoles, se sometieron ayer a la consulta-trágala convocada por las direcciones de sus respectivos partidos para apoyar la coalición que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias suscribieron en un documento carente de contenido, guión de un pacto de perdedores cuyo común denominador, además del manifiesto rechazo que se profesan sus líderes, es el temor a seguir reduciendo su peso parlamentario. La supuesta democracia interna de los partidos da paso a un ejercicio de participación tutelado, un mero plebiscito con el que legitimar los volantazos que la fragmentación política obliga a las distintas formaciones parlamentarias a adoptar en función de sus carencias. Los militantes del PSOE y Unidas y Podemos se prestan a este proceso mientras ERC -pieza esencial de una partida a tres que el Gobierno en funciones trata de esconder- espera a que mañana sean sus afiliados los que respalden la extorsión con la que pretende sentarse a negociar su apoyo a la investidura de Sánchez. Aceptar la existencia de un «conflicto político con el Estado» en Cataluña es el punto de partida de una aproximación tan vergonzante para el PSOE y tan lesiva para el Estado de Derecho que la vicesecretaria general socialista, Adriana Lastra, no tuvo más remedio ayer que negar la convocatoria de una mesa de la que ya se conocen incluso los interlocutores y que para ERC ha de establecerse «entre gobiernos».
Para enmendar la plana a unos socialistas que, ante las urnas colocadas por Ferraz, solo hablaban de «progresismo», evitando cualquier alusión a la tercera pata de una legislatura que Sánchez ha concebido con el concurso activo del separatismo, la portavoz de ERC aseguró que en la mesa de negociación acordada con el PSOE su formación defenderá la amnistía para los políticos presos y la autodeterminación de Cataluña. El socialismo se empeña en presentar sus pactos -hasta ahora insustanciales, sin ningún tipo de compromiso, como el firmado de forma aparatosa y hueca con Podemos- dentro del paraguas legislativo y moral de la Carta Magna. Sin embargo, a los socios que Sánchez ha elegido para sobrevivir en La Moncloa les une una indisimulada táctica antisistema con la que demoler el sistema constitucional surgido del pacto del 78. No son Podemos o ERC quienes ponen condiciones, de sobra conocidas en quienes nunca han ocultado su proyecto disgregador, sino Sánchez el que los acepta, bajo el manto protector de una Constitución que precisamente es el objetivo a batir por ambas formaciones. Es eso lo que ocultó a los españoles durante la campaña electoral y lo que ayer mismo tapó ante los militantes de su partido.