Rusia mueve los hilos del separatismo

Tras las nuevas revelaciones sobre el interés de Rusia en desestabilizar la UE a partir del independentismo catalán hay una cuestión que la Justicia deberá resolver: ¿qué ofreció el separatismo a cambio de un reconocimiento por parte del Gobierno ruso a la independencia unilateral? No es una cuestión menor. Tras un registro policial, hay pruebas de un intento de lograr el apoyo de Rusia a la declaración unilateral de independencia, y un socio de Carles Puigdemont llegó a ofrecer a Moscú que una Cataluña independiente reconociera que Crimea es rusa. Precisamente ese titular -«Una Cataluña independiente reconocerá que Crimea es rusa», publicado en el medio estatal ruso «Sputnik» en 2016- fue el primero de una larga serie de noticas falsas y desinformación procedente de Rusia y centrada en declarar falsamente que España es un Estado autoritario, que conculca los derechos humanos de los catalanes. Los medios estatales rusos dieron al entorno de Puigdemont ideas para poder comprar el apoyo de una potencia mundial, cuando era ya patente que ni una sola democracia estaba por esa labor.

Queda claro que Puigdemont y sus asesores dedicaron tiempo a interpretar los deseos de Vladímir Putin, que apenas nueve días después de la declaración de independencia por parte de Puigdemont comparó los casos de Cataluña y Crimea, y lamentó que Europa se resistiera a reconocer que Crimea es ya rusa. En su estrechez de miras, los separatistas pensaron que podían canjear el reconocimiento de una anexión por una declaración de independencia. Puigdemont pensó entregar a la Rusia autoritaria de Putin un triunfo diplomático, la posibilidad de golpear a Europa donde más le duele y la creación de un satélite en el sur del continente. Y todo esto como regalo a un régimen, como es el ruso, donde el independentismo patrio se paga hasta con cinco años de prisión. Curiosos compañeros de viaje eligió el separatismo catalán.