Todo y quizás nada
«Ni DUI, ni 155» decían algunos (algunos «ninis»). Y ha habido los dos, pero como si no los hubiera habido
Lo que ha pasado hoy es extraño. «Ni DUI, ni 155» decían algunos (algunos «ninis»). Y ha habido los dos, pero como si no los hubiera habido. El 155 no será el Vietnam administrativo que iba a ser (es un artículo no pensado para la «ocupación» institucional de la que habló Rajoy) y la DUI se queda en jolgorio de fin de semana. Independencia sin independencia, y Estado sin «estructuras».
Los dos cumplen con la afición y los dos dejan de cumplir.
Porque en los dos hay un fracaso. España ve consumarse algo inaceptable, y el separatismo vuelve al final melancólico de otro bucle que acabará en elecciones autonómicas. Puede que en unos meses nos digan que todo esto, como sostenía Soraya del 1-O, no existió. La única prueba, quizás, de lo contrario, serán las consecuencias penales. «El Puigdemont a prisión» que cantaba la gente en Barcelona (y que tanto molestaba a Borrell) era algo más que un grito. Ya lo actualizó la rumba, tan catalana, de aquellos sevillanos: «Pui-de-Mon, te van a 'meté' en prisión». O no, que diría el jerarca.
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