Editorial ABC
La rentabilidad de invertir en Defensa
El Gobierno ha tomado la decisión correcta al sumarse al proyecto del futuro avión de combate, mirando de frente a la Europa de la Defensa
La industria de la aviación militar necesita una tecnología que solo está al alcance de los países más relevantes del mundo. Y dentro de la Unión Europea, el compromiso sellado por Francia, Alemania y España para fabricar un nuevo caza es el más eficiente y razonable en términos presupuestarios, a la vez que sirve para lanzar un mensaje de solidaridad y compromiso entre quienes son grandes aliados militares.
En todos los grandes avances protagonizados por Europa, España se ha esforzado por estar en primera línea. El Gobierno ha tomado la decisión correcta al sumarse al proyecto del futuro avión de combate, mirando de frente a la Europa de la Defensa, ahora bien encarrilada en una fórmula de «Cooperación Reforzada Permanente» y que este tipo de alianzas industriales contribuye a afianzar. La alternativa hubiera sido comprar aviones fabricados y desarrollados por otros, lo que habría dejado en una situación muy difícil a la industria aeronáutica española e, indirectamente, a la europea en general.
La defensa es una necesidad esencial. El panorama internacional no permite inferir que el mantenimiento de unas Fuerzas Armadas con la mayor capacidad operativa sea algo superfluo. Al contrario, los dos factores -eficacia militar y dominio de la tecnología- son cada vez más necesarios para los países desarrollados. Es cierto que en ocasiones esa cooperación se revela menos eficaz que la que puede alcanzar un actor único y que el resultado -véase el caso de «Eurofighter»- a veces no está a la altura de las expectativas. Pero es un hecho que ni Francia, ni Alemania ni España podrían hacer frente por separado a este desafío de la defensa del futuro. En esta situación, no hay mejor receta que la cooperación entre socios y aliados.