Editorial ABC
El Reino Unido, camino de la ruptura
Si no fuera ya demasiado tarde, May debería entregar el Gobierno a aquellos que hicieron campaña por la salida de la UE
Una vez que el Parlamento de Londres ha rechazado con contumacia el acuerdo de retirada pactado cuidadosamente con la UE y cualquier otra alternativa, a Theresa May no le quedaría otra opción que presentar su dimisión y convocar elecciones anticipadas. Tampoco eso serviría, sin embargo, para aliviar las tensiones derivadas del dramático error que cometieron los dirigentes políticos británicos. Lo único cierto en el debate del Brexit es que no hay ya una solución posible que impida la terrible división de la sociedad. Ni conservadores ni laboristas serían capaces de confesar a sus votantes si quieren quedarse en la UE o irse. Así que la posibilidad de una ruptura sin acuerdo es prácticamente inevitable, porque no está claro que todos los socios comunitarios vayan a aceptar una nueva prórroga de años y cargar con la presencia de diputados británicos en la toma decisiones esenciales para la UE.
Si no fuera ya demasiado tarde, May debería entregar el Gobierno a aquellos que hicieron campaña por la salida de la UE. De algún modo les corresponde a ellos demostrar las supuestas virtudes de esa separación, con las que intoxicaron la campaña en el referéndum, mientras que ahora se divierten boicoteando todas las soluciones, liberados de la gestión de las terribles consecuencias que ya está teniendo el Brexit. Aquellos que indujeron a los ciudadanos a preferir separarse de Europa tendrían que ser capaces de demostrar que tenían razón, en vez de seguir refugiándose en el populismo nacionalista. El ridículo que está haciendo la clase política británica puede servir, al menos, de espejo para otros nacionalpopulistas que, igual que los británicos, se han dedicado durante décadas a hacer propaganda separatista sin medir los demoledores efectos de sus divagaciones.