EDITORIAL ABC

Puigdemont inviste a Sánchez

El PSOE ha fabricado la falsa imagen de un triunfo electoral arrollador. Pero 123 escaños no son suficientes para garantizar una legislatura razonablemente sólida

El rey Felipe VI saluda al líder del Partido Socialista PSOE, Pedro Sánchez EFE

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La ronda de contactos de Su Majestad el Rey con los líderes de los partidos con representación parlamentaria concluyó ayer con la evidencia de que Pedro Sánchez tiene allanada su investidura. El anuncio hecho por JpC de que sus diputados presos no renunciarán al acta, pese a estar en la cárcel a la espera de una sentencia, facilitará mucho la votación a Sánchez, ya que en segunda vuelta podrá ser investido con los votos favorables del PSOE, Podemos, PNV, Compromís y el Partido Regionalista de Cantabria, unidos a la previsible abstención de los dos diputados de Navarra Suma. Sin embargo, resulta inevitable sospechar que tras la estrategia de JpC se oculta un extraño pacto con el PSOE, ya que si sus parlamentarios presos renunciasen al acta, y sus sustitutos votaran negativamente contra Sánchez, éste tendría más «noes» que «síes» en segunda votación y no podría ser investido. Si llegara a producirse esa hipótesis, ya imposible por deseo de Puigdemont, Sánchez debería negociar los votos de ERC o incluso la abstención de Bildu. No obstante, el hecho de garantizarse la investidura gracias a Puigdemont no implica que la gobernabilidad vaya a ser fácil para el PSOE. Sánchez cuenta con una exigua mayoría de 123 escaños y tendrá multitud de frentes abiertos cada vez que pretenda aprobar una ley. Ahí es donde se pondrá de manifiesto la dependencia real que tiene Sánchez del separatismo catalán, del populismo comunista, del nacionalismo vasco y de algunos otros partidos que ya han exigido a La Moncloa preparar la chequera porque el coste de sus votos será alto. Esta pírrica investidura que se atisba volverá a sumir a España en una incertidumbre política y en una enorme inestabilidad: de nuevo el nacionalismo saldrá ganando con Sánchez porque va a condicionar cada uno de sus movimientos.

La famosa fórmula de la «geometría variable» como estrategia para gobernar -pactando unas leyes con unos partidos, y otras con otros- no deja de ser una quimera dado el nivel de vetos mutuos, chantajes y bloqueos en que se desenvuelve nuestra política. El PSOE ha fabricado la falsa imagen de un triunfo electoral arrollador. Pero 123 escaños, con la pretensión de Sánchez de conformar un gobierno en minoría y en solitario, no son suficientes para garantizar una legislatura razonablemente sólida. Hace un año, y con 137 escaños, Rajoy perdió una moción de censura. Aunque es difícil que ese escenario pueda reproducirse contra Sánchez, nada es descartable si a lo largo de la legislatura Podemos concluye que su sumisión al PSOE es destructiva para sus intereses. La fortaleza de Sánchez tiene mucho de impostura. No es real. Y su comodidad definitiva dependerá una vez más de ERC, JpC y el PNV. Por eso cederá ante ellos en el momento que los necesite para sobrevivir.

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