Lo primero es lo primero

No hace falta ser un lince para pronosticar que el separatismo catalán convertirá el aniversario de las matanzas de Barcelona y Cambrils en la enésima performance independentista

Álvaro Martínez

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No hace falta ser un lince para pronosticar que el separatismo catalán convertirá el aniversario de las matanzas de Barcelona y Cambrils en la enésima performance independentista y antimonárquica. El primer és el primer, pensarían por entonces Puigdemont y los suyos. Si ya lo hicieron con los muertos aún sin enterrar, también lo harán ahora cuando se cumpla un año de aquel triste 17 de agosto, de esa espantosa tarde en que el terror tomó Las Ramblas a bordo de una furgoneta. Al menos eso parece que persigue el discurso previo del «supremacista» (en palabras de Pedro Sánchez) Quim Torra, que ahora lidera la facción del lacito amarillo y la Generalitat, y que no se centra en el recuerdo a las víctimas o en pedir la unidad de todos contra el terror yihadista sino en proponer un veto a la presencia del Rey en esos actos de recuerdo a los que cayeron en los atentados.

Coincidiendo con el aniversario, sigue conociéndose el resultado de parte de la investigación policial y judicial que consta en el sumario, donde se han aglutinado pruebas gráficas de cómo los terroristas prepararon meticulosamente su crimen siguiendo el ritual del yihadista, grabando sus rezos previos y sus amenazas «a los infieles». «Cada gramo de este hierro se va a meter en vuestras cabezas o en la de vuestras mujeres o en la de vuestros hijos», dejaron dicho los terroristas en alguno de los 16 vídeos que se hicieron grabar probándose macabramente los cinturones de explosivos. Solo hace un año de aquello...

Las imágenes previas a aquel «día de la bestia» en Las Ramblas debieran refrescarnos la memoria y ponernos al día sobre la extrema peligrosidad del yihadismo. Desde que se decretara el nivel de alerta 4 (sobre un máximo de 5) son casi dos centenares los detenidos por su relación con el islamismo radical en España. La célula, con el imán de Ripoll a la cabeza, tenía diez integrantes. Multipliquen la peligrosidad del momento. Porque el yihadismo sigue ahí, agazapado, esperando el mínimo despiste o guardia baja. Lo vimos en Alcanar, la víspera del 17-A, cuando a los Mossos de Trapero no les resultó sospechoso que la casa de Alcanar, con musulmanes con antecedentes penales y carcelarios, albergase 120 bombonas de butano, un contenedor con ácido, otro con peróxido de hidrógeno y una garrafa de agua oxigenada al 120 por ciento. En el aniversario del 17-A «lo primero debe ser lo primero», Quim Torra, y no lo que venga envuelto en un lazo amarillo.

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