Presupuestos sin luz ni taquígrafos
Si Sánchez está ganando tiempo para aprobar los Presupuestos a cambio de un compromiso para celebrar una consulta en Cataluña, debería informar a los españoles
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sigue ocultando a la opinión pública qué cesiones está dispuesto a hacer al separatismo catalán para sobrevivir en el Gobierno. Tras la reunión que mantuvo con Torra en diciembre, la Generalitat filtró algunas de las exigencias que hizo a Sánchez para no frenar en seco la legislatura, entre ellas un referéndum por la secesión, una suerte de «mediación internacional», depuraciones en el Ministerio del Interior y en la Justicia a medida de los golpistas y que cesen las advertencias de aplicación del artículo 155 de la Constitución. De nada de esto informó Sánchez a los españoles. Y al ser preguntado por ello, se limitó a echar balones fuera, en su enésima muestra de falta de respeto a todos los ciudadanos. Nada se sabe aún hoy de las conversaciones y promesas que pueda estar planteando La Moncloa, y nada se sabe del orden del día de las reuniones «bilaterales» que pactó con Torra para este enero. El diagnóstico es elemental: Sánchez se está burlando de los españoles con su humillante sumisión al separatismo con tal de no dar por agotada la legislatura.
Sánchez se ha puesto en manos de ERC, el PDECat, Podemos y otros partidos nacidos del odio a España, como Bildu, sin dar siquiera a conocer a los partidos constitucionalistas cuál es su verdadera estrategia con Cataluña, aparte de su fallida táctica de «apaciguar» al independentismo coaccionando al Tribunal Supremo, negando la existencia de motivos obvios para una intervención jurídica de la Generalitat o jugando con la unidad de España. Sánchez dijo en su día que la solución para Cataluña pasaría necesariamente por una votación. Y Torra, ERC y toda la plana mayor del golpismo siguen exigiendo una votación sin ceder absolutamente en nada. Si Sánchez está ganando tiempo para aprobar los Presupuestos Generales del Estado a cambio de un compromiso para celebrar una consulta en Cataluña, debería informar a los españoles para poder actuar en consecuencia y no mentir durante más tiempo.
A estas alturas, mantener la más absoluta opacidad y guardar silencio es sinónimo de mentir. Sánchez es poco fiable en este sentido, y las advertencias sobre los riesgos de su pésima gestión con Cataluña ya no provienen solo de «las derechas», como se ha aficionado a afirmar con desprecio su Gobierno, sino también del propio PSOE. Desde que suscribió la moción de censura apoyándose en los secesionistas, Sánchez no ha conseguido nada. Las finanzas de Cataluña están peor de lo que estaban hace un año, la fractura social se ha agravado, la inestabilidad política mantiene el Parlament bloqueado, y la Generalitat ha redoblado sus amenazas. Es incomprensible que Sánchez siga arrodillándose salvo que quiera voluntariamente ser rehén de su chantaje con tal de no perder el poder. Sánchez en estado puro.