Que el PP tome la iniciativa

La posición del Partido Popular ante Pedro Sánchez quedó fijada por Pablo Casado, y hoy la ratifica el secretario general de los populares, Teodoro García Egea, en la entrevista que publica ABC. El PP no puede hacer presidente a Pedro Sánchez, pero sí puede colaborar con la estabilidad de la legislatura. Esta es la idea que transmite García Egea para dejar claro que la función del PP, tras el 10-N, es ser oposición y alternativa al PSOE, y dejaría de ser una y otra si Casado facilitara la continuidad de Sánchez en La Moncloa. El problema del escenario político actual es que a Pedro Sánchez no le bastan los votos de los comunistas de Pablo Iglesias. Necesita, además, el apoyo activo o pasivo de Esquerra Republicana de Cataluña, es decir, del partido que ha liderado el proceso separatista en Cataluña, que ha conducido a los catalanes a una crisis interna sin precedentes y que tiene a sus máximos dirigentes condenados por sediciosos o fugados al extranjero. Sánchez no ha dado un solo paso atrás en el camino de pactos con los comunistas y los separatistas, y todo apunta, temiblemente, a que acabará aceptando la mesa de claudicación que le pide Esquerra, porque Miquel Iceta, el guionista de la futura alianza de ERC con el PSC, ya ha dicho que si lo que importa es el diálogo, el formato es lo de menos.

El diagnóstico de Teodoro García Egea sobre la situación del pacto entre el PSOE y comunistas y nacionalistas pone al PP a expensas de los acontecimientos, y lo cierto es que Pedro Sánchez no se merece otra actitud del primer partido de la oposición, porque el líder socialista sólo quiere un pacto de extrema izquierda. Al PP no le basta con tener razón ética y política en su firme negativa a cualquier gesto hacia el PSOE, porque la propaganda socialista ha extendido la idea de que Sánchez pacta con Podemos porque el PP no le ha dejado otra opción. Es una patraña, pero eficaz. En estas páginas editoriales hemos defendido que el PP debe tomar una iniciativa política más explícita ante la opinión pública, intentando despojar su respuesta de los sarpullidos que provoca un personaje como Pedro Sánchez y centrarse en el interés nacional y en sus propios objetivos estratégicos. Ofrecer al PSOE, como ha hecho el PP, pactos de Estado una vez investido Pedro Sánchez, es decir, con Pablo Iglesias de vicepresidente, no es una opción verosímil. En momentos como el que vive España actualmente nada responde a los patrones habituales de la política de partidos y al PP le toca dar un paso al frente, ignorar la presión de Vox y ofrecer al PSOE alternativas que le hagan ver la irresponsabilidad del pacto con Podemos.