Editorial ABC
El PP arriesga con su remodelación interna
La decidida apuesta por perfiles moderados no oculta en cambio una dura pugna interna de poder más allá de las etiquetas que pretendan asignarse a cada uno de sus dirigentes
El PP anunció ayer una significativa remodelación de su dirección, en la que lo más relevante es la sustitución de Cayetana Álvarez de Toledo por Cuca Gamarra como portavoz en el Congreso, y el ascenso del alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, a portavoz nacional de la formación. La decidida apuesta por perfiles moderados no oculta en cambio una dura pugna interna de poder más allá de las etiquetas que pretendan asignarse a cada uno de sus dirigentes. Almeida se ha revelado como un político con proyección, cuya gestión durante la pandemia ha sido modélica. Ha demostrado liderazgo, una convincente capacidad comunicadora y una eficacia resolutiva digna de elogio.
Más delicada en términos de disputas internas es la sustitución de Álvarez de Toledo, una apuesta personal de Pablo Casado que, como avanzó ayer ABC, decae ahora por discrepancias insalvables entre ambos, y por la creciente presión de algunos dirigentes territoriales y del secretario general, Teodoro García Egea, para que ella no actuase como un verso suelto con independencia de criterio y con un equipo «paralelo». Sin embargo, no es justo estigmatizar a Álvarez de Toledo como una exponente del «ala dura» o radical del PP. Ha sido una portavoz con solvencia intelectual y una innegable capacidad para retratar los abusos y contradicciones del Gobierno. Su relevo puede ser incluso contraproducente en la medida en que un sector representativo de votantes huidos del PP hacia Vox simpatizan con su estilo contundente. Por eso el PP arriesga, y en ningún caso debería renunciar a ese votante si de lo que se trata es de ampliar el espectro electoral. Precisamente es eso lo que Casado quería recuperar con su designación, y ahora deberá asumir el peligro de frustrar ese plan.