Testimonios del coronavirus

Carta de la hija de una fallecida: «Su edad fue un impedimento por la saturación de los hospitales y eso en un estado de derecho es inasumible»

«Alguien debe hacerse responsable. Y lucharemos porque así sea. No tenías que haberte ido, no te tocaba. No se trata de venganza, queremos justicia»

Mª del Pilar Navarro

Mi madre, Paqui, como muchas otras víctimas de esta cruel pandemia, se ha ido antes de tiempo. Una muerte injusta desde el momento del contagio hasta el desenlace. Tuvo síntomas confusos, que durante unos días no nos hicieron sospechar de lo que pasaba, una gastroenteritis que parecía no ir bien del todo. Fue el lunes 23 de marzo cuando la sospecha de un ictus leve me hizo llamar al 112. Tenía fiebre y baja saturación de oxígeno, así que debía irse al hospital.

La última imagen de mi madre es la de una mujer confusa y desorientada que no sabía dónde la llevaban. Esa imagen me perseguirá toda mi vida. Ya en el hospital nos dijeron que tenía neumonía bilateral y un par de días después vino el diagnóstico: Covid-19 . Ella, con 77 años, solo había estado ingresada para dar a luz a sus tres hijos, no recuerdo la última vez que tuvo que tomar antibióticos y quince días antes había recogido la analítica de un chequeo que decía que estaba perfecta .

Mi madre estuvo ocho días ingresada, hasta que la mañana del 31 de marzo recibí la terrible llamada . Desde ese momento tenemos una familia destrozada , porque sabemos que no se hicieron las cosas bien, porque su edad fue un impedimento por la saturación de los hospitales y eso en un estado de derecho es inasumible .

Alguien debe hacerse responsable. Y lucharemos porque así sea. No tenías que haberte ido, no te tocaba. No se trata de venganza, queremos justicia.

El 2 de febrero nos habíamos juntado en un restaurante para celebrar el 80 cumpleños de mi padre. De entonces es nuestra última foto todos juntos. Dos meses después, como por arte de magia, faltaba la pieza clave de nuestro puzle familiar: la persona que se devivía por todos , la que siempre estaba la primera, la que nos ayudaba con un amor incondicional y ha dejado un vacío que nunca nadie podrá llenar. Te queremos mamá. Siempre estarás en nuestra vida. Nos queda todo lo que nos diste y la gran pena de no tenerte con nosotros por más tiempo.

* Mª del Pilar Navarro Arévalo es de Ciudad Real.

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