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La alberca

Perito en lunas

Miguel Hernández llegó a la Luna 15 años antes que Tintín y 35 antes que el Apolo 11. Cada día hay alguien que hace ese viaje

Alberto García Reyes

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Unos días antes de las elecciones andaluzas, un empresario agarró por los codos a Juan Manuel Moreno Bonilla durante un canapé y le echó las cartas de la bruja Lola: «Tú serás presidente cuando yo vaya a la Luna». En las anacronías de la España ... fanfarrona, que es la más desarrollada, hoy se cumple medio siglo del viaje de aquel espabilado al mar de la Tranquilidad. Porque en la huella de Armstrong se concentran también las pisadas de bosta de quienes ven en el cuerno creciente un lucero a su alcance. Reconozco que yo comencé a apreciar la dimensión de la Luna bastante tarde. En mis años de instituto creía que el primer hombre que había tocado la superficie lunar era un compañero de clase que se enrolló con la del punto y aparte en el escote. Me había confundido la alegoría lorquiana de los senos de duro estaño porque yo entonces no pillaba las metáforas. Así que para mí la Luna era solo una medida del tiempo, sobre todo la de Parasceve, o una canalla. Menuda vividora esa crápula noctívaga que vigilaba con su pupila de oro todos los desmadres del mundo.

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