Editorial ABC
La peor terapia para la desaceleración
Todos los sectores económicos están advirtiendo que las subidas injustificadas del salario mínimo y la revocación de la reforma laboral serán muy dañinas para la economía
![La peor terapia para la desaceleración](https://s1.abcstatics.com/media/opinion/2020/01/02/47814813-ktVH--1200x630@abc.jpg)
Diga lo que diga el Gobierno (aún en funciones), los datos de la economía española son incontestables: desde hace año y medio, todos los indicadores marcan una tendencia a la ralentización y, por primera vez en los últimos cinco años, el crecimiento será inferior al 2 por ciento, lo que en las características de nuestro mercado laboral significa que carece de impulso para promover la creación de puestos de trabajo que reduzca la tasa de desempleo. Lejos de cumplir con todas sus promesas demagógicas, los jubilados y los funcionarios públicos tendrán congelados sus ingresos. Pero si hasta ahora la actitud de Sánchez ha sido la parálisis más completa, en una legislatura completamente perdida, sin legislación y sin presupuestos, lo que se conoce del pacto de Sánchez con Podemos es la peor alternativa a esa inacción, porque se trata de medidas que sin duda tendrán efectos profundamente negativos, tanto para el crecimiento como para el empleo. Destruir lo que ha sacado a España de la peor crisis de las últimas décadas, guiándose por prejuicios ideológicos del siglo pasado, es una insensatez. Todos los sectores económicos están advirtiendo que las subidas injustificadas del salario mínimo y la revocación de la reforma laboral -se supone que para volver a la legislación anterior porque no se han enunciado alternativas- serán muy dañinas para la economía. Nunca podrá decir Sánchez que actuó de buena fe o sin ser consciente de los efectos que pueden tener sus decisiones. Es más, sería muy interesante conocer ahora la opinión de la que todavía es ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, que supuestamente debía ser la garantía de la ortodoxia en la gestión del dinero público, y ver cómo justifica este rumbo que su presidente y su futuro vicepresidente -que a estas alturas del siglo XXI sigue alardeando de comunista- le van a marcar.