Testimonios del coronavirus

Carta a un padre fallecido en una residencia: «Nunca se le hizo el test del Covid-19, así que no figura en las estadísticas»

«En todo momento tuvimos confianza en el equipo médico de la residencia, pero ahora vemos que estuvieron muy limitados, incluso con instrucciones de no poder derivar a ningún residente al hospital»

Residencias de ancianos, uno de los focos del coronavirus.

Pedro Brugera

Les dejo mi testimonio, que espero al menos pueda servir para algo, aunque es igual o parecido al de muchos hijos e hijas de una generación que estamos dejando irse solos y sin saber muy bien qué ha pasado para que la abandone todo el mundo, pero sobre todo sus seres queridos.

Alguien ha decidido, por no sé que extraña razón, que son “prescindibles” esas personas que dieron todo por esta sociedad. No entiendo nada, teniendo valores tan arraigados y siendo católicos creyentes, cómo es que todos lo estáis viendo como normal, o por lo menos lo aceptan. Todavía estamos en espera de algún comunicado de la Iglesia o la Conferencia Episcopal.

Los responsables de Sanidad, todos los sanitarios, deciden quién merece recibir los medios necesarios para poder pasar este maldito virus. Imagino lo duro que tiene que ser para un profesional de la salud, en la época actual, no disponer de los medios necesarios y tener que tomar una decisión así.

Mi padre, Andrés Brugera Anguiano, después de dos semanas con síntomas, recibiendo tratamiento con antibióticos, nebulizaciones, etcétera, falleció el pasado 21 de marzo, solo, amarrado a su cama por su demencia (Parkinson).

Tengo la esperanza de que, como nos dijeron las auxiliares, al ir a levantarlo ya no tenía pulso, pero según nos informaron estuvo toda la noche con fiebre y poniéndole oxígeno... Tengo la duda de si se fue tranquilo y en paz, y no sufriendo y consciente de que no había ningún ser querido a su lado , y sobre todo que mi madre, en la cama de al lado también sin poder hacer nada por su invalidez y Alzheimer, fuera consciente de esa agonía. No me lo puedo quitar de la cabeza, que pudiera pasar eso...

Mi padre empezó a primeros de marzo con insuficiencia respiratoria y fiebre. El miércoles 18 de marzo parecía recuperado, pero el viernes 20 volvió a subirle la fiebre y a partir de ahí no hubo forma de poder controlársela, y empezó a faltarle el oxígeno hasta su fallecimiento.

En todo momento tuvimos confianza en el equipo médico de la residencia , pero ahora vemos que estuvieron muy limitados, incluso con instrucciones de no poder derivar a ningún residente al hospital, y que ellos, con sus limitados medios, se hicieron cargo de la situación e intentaron estabilizar a los varios ancianos con síntomas claros de tener el coronovirus o incluso otras enfermedades complicadas.

Ni antes ni después se le hizo el test , según nos dijeron en la residencia en la que estaba, Santa Maravillas, en Pozuelo de Alarcón, por lo que seguro que no figura en las estadísticas como víctima del Covid-19.

No se le pudo hacer autopsia , ni pudimos despedirnos de él. Finalmente, sin la presencia de ninguno de sus seres queridos, se le incineró cinco días despuiés. Ahora estamos en espera de cuando nos podrán entregar sus cenizas.

A pesar de que la residencia negaba que fuera por el Covid-19, y pese a haber fallecido otra señora en parecidas circunstancias, finalmente fueron la UME y, ahora sí, un equipo del Hospital Puerta de Hierro, quienes le hicieron el test a la residente que peor estaba, que dio positivo y le causó la muerte cuatro días más tarde.

Ahora la residencia ya está controlada por la UME, Cruz Roja y el hospital. Por desgracia ya demasiado tarde para tres de nuestros mayores , pero tenemos la esperanza de que no haya más positivos y de que mi madre, Urbana Ardila Cabo, pueda superar el estado de salud tan débil que tiene y su depresión por no ver más a mi padre. Ella es una de los residentes aislados, con síntomas de poder estar contagiados, aunque yo creo que lo habrá pasado ya.

Tienen a una serie de residentes y cuidadores aislados, pero siguen sin hacer la prueba y permitiendo la entrada y salida del personal que aún acude al centro.

Mis más sentidas condolencias para todos los que os ha tocado vivir esta situación tan dura. No estáis solos, y seguro que cuando esto pase todo saldrá a la luz, y se exigirán responsabilidades . Mucho ánimo y fuerza.

* Pedro Brugera Ardila vive en San Fernando de Henares, Madrid.

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