Mayte Alcaraz
Patriotas de bolsillo
Mariano Rajoy se lo dijo a Jordi Évole el domingo: «Hable usted mejor de España, solo le oigo decir lo malo; a España vienen 65 millones de turistas todos los años, ¿qué pasa, que eligen nuestro país porque son masoquistas?» Dubitativo, el periodista balbuceó: «No se crea, yo sí pienso que tenemos muchas cosas buenas». Seguro que Évole lo cree así pero como él, la mayoría de los líderes sociales, de las voces más escuchadas en nuestro país, parecen regocijarse ante el infortunio nacional. Ojalá les doliera España, como en la fecunda literatura de Unamuno, pero me malicio que les duele más el bolsillo, cebado, como el de los famosos que despotrican en Sálvame de sus parejas, a base de hablar mal de su país.
Hay tres ciudadanos españoles, rodeados de un aura de admiración y reconocimiento mediático, a los que nunca he oído hablar bien de España. Es más, estaría por asegurar que han forjado parte de su perfil social a base de arrear a su patria, marcando distancias con sus conciudadanos. Hablo de Pedro Almodóvar, Jorge Verstrynge y Luis Tosar. El director de cine es un maestro en insultar al Gobierno español, sembrar la duda sobre nuestra democracia y defender pleitos pobres mientras los suyos los ventila en los más prestigiosos despachos internacionales. Por ejemplo, en Panamá, donde «por azar» creó una sociedad pantalla junto a «mienmano», con el propósito –en el mejor de los casos– de pagar menos impuestos que en España, ese país donde «la derecha» recorta servicios sociales y congela sueldos por culpa, entre otras cosas, de la falta de solidaridad de conductas inmorales como la suya.
Pedro, jorge y Luis, tres ejemplos de la claridad bien entendida
El caso de Verstrynge es diferente. El que fuera secretario general de Fraga se pasea por las televisiones como el nuevo maestro Ciruelo de la izquierda del caviar, dando a todo lo que se mueve, gracias al título de «aliado» natural del pensamiento revolucionario que la dictadura venezolana le concedió mientras llenaba las arcas de los que –acabáramos– no nacieron al calor del movimiento social del 15-M sino del parné de regímenes que encarcelan o matan a sus disidentes. Otro «patriota» de sí mismo, especialista, como ha contado ABC, en asesorar «sobre prisiones» a Chávez. Eso de las cárceles, señor Verstrynge, merece una explicación, aunque sea televisiva.
El último, es un actor excelso que, a veces, participa en películas nefandas como la última, «Cien años de perdón», basada en un atraco a un banco que guardaba dinero de políticos corruptos. Adivinen de qué ciudad española eran los corruptos: Valencia. Previsible hasta la extenuación, la cinta ha pasado sin pena ni gloria. Tosar, mientras tanto, atiza a nuestro país cuanto puede, sobre todo cuando Hacienda le manda llamar. Lo último del nacionalista gallego ha sido protagonizar el spot de la estupenda cerveza catalana Voll-Damm. Una duda: cuando el voceador del famoso «nunca mais» dice en esa publicidad que «no todas las cervezas son iguales», ¿se refiere a Estrella Galicia?, la maca que es orgullo de sus paisanos. Le sugiero un título para su próximo filme: «El dinero no sabe de patrias chicas».